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Con la envenenada sigla R como distintivo, el pequeño Yaris, con poco másde 1.100 kilos de peso y 3,8 metros de largo, ha recibido una combinaciónmecánica que desearían muchos superdeportivos. Un apartado en el que brilla sumotor de 1.6 litros turbo que rinde 300 CVy que va asociado a dos propulsores eléctricos. Una unión que desarrolla unapotencia de 420 CV. Sí, habéis oído bien: 420 CV.
El propulsor de gasolina envía su potencia a las ruedas delanterasmientras que los dos eléctricos se encargan de mover las traseras. Mientrastanto, un tercer motor eléctrico actúa exclusivamente como generador deenergía. Todo este sistema se gestiona a través de una transmisión de seismarchas con accionamiento secuencial.
Estéticamente se han añadido una serie de elementos que elevan suapariencia de máquina muy radical. Los pasos de rueda están ligeramenteensanchados, las llantas son de 18 pulgadas, los paragolpes sobredimensionadosy presumen del clásico tono azul de Toyota.
Esto es lo que puede hacer una marca como Toyota cuando tiene libertad ala hora de imaginar el GTI definitivo. Sólo esperamos poder verlo algún día rodandopor nuestras carreteras pero, sobre todo, lo que nos gustaría es conducirlo.
Además, Toyota desplegó en Frankfurt toda su tecnología híbrida, y comose pudo ver en el resto de stands, no se equivocaban cuando hace ya décadasoptaron por esta combinación de energía.