El Ciber-enfermo

DAVID PARDO/B. DOMÍNGUEZ/J. HERNÁNDEZ 26/11/2010 14:53

Si en una barra de búsqueda escribimos, por ejemplo, dolor de pecho, las primeras páginas que aparecen suelen ser las más pesimistas con el diagnóstico.

Siempre hay alguien que te lo dice: "lo peor que puedes hacer es mirar tus síntomas en Internet". El problema empieza cuando creemos que lo que nos dicen las páginas es serio, y lo peor , cuando empezamos a automedicarnos siguiendo las recomendaciones de diferentes webs.

Sin embargo, ocurre, y mucho. Los médicos llaman a estos pacientes los cibercondríacos. Internet es el alimento perfecto para sus obsesiones, para su hipocondría.

Además llegan a ser auténticos expertos en diferentes enfermedades, el problema es que sus 'profesores' son páginas webs, y muchas veces ni siquiera sabemos quién está detrás de esos portales.

"Muchas veces vas a la consulta del médico simplemente para que te confirmen lo que ya crees tener", nos comenta Juan José. Él reconoce abiertamente que ha tenido problemas con la hipocondría.

Ahora está en tratamiento y al menos es consciente del problema. "Cuando no era el hígado o el pulmón la garganta", nos dice. Sentado en su salón, delante de ordenador nos pone un ejemplo.

"Yo por ejemplo pongo dolor de esófago... me salen varias entradas y ya me voy directamente (a la web) al cáncer de esófago. Para mi Internet era maravilloso, encontraba vías para buscar aquello que yo creía tener.

Llega a ser un obsesión por la sobre-información. El problema de los cibercondríacos es que pueden llegar a automedicarse siguiendo consejos de la red.

"Cuando cambian el tratamiento, ahí hay que tener cuidado", nos comenta el Doctor Miguel Ángel Mayer.

Trabaja en el Colegio de Médicos de Barcelona, en una sección especial dedicada a controlar la información sanitaria en Internet. Ellos se encargan de colgar un sello de calidad en las webs médicas serias, y de alertar algunas poco profesionales u otras incluso que hacen negocio con la salud.

Miguel Ángel nos pone un ejemplo. Entramos en una web de diagnósticos. Primero tenemos que describir lo que nos pasa. Luego decir si estamos tomando algo o si estamos bajo tratamiento.

En el tercer paso podemos elegir un diagnóstico más o menos detallado, y la urgencia con la que queramos la respuesta. Dependiendo de esto nos costaría entre 15 y 50 euros.

Cuando ya hemos introducido nuestra tarjeta de crédito, entonces sale un aviso en el que se puede leer que la web no se hace responsable de los diagnósticos.

Las consultas en Internet siempre aportan información, el riesgo viene cuando esas opiniones anónimas sustituyen a la de los verdaderos profesionales.

El 80 % de los cibernautas reconoce haber consultado alguna vez un diagnóstico en la red.

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