Daniel Luque se abre amplio crédito en Madrid: una oreja y otra que perdió

AGENCIA EFE 26/05/2009 22:00

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de Parladé, desiguales de presencia y de buen juego a excepción del primero, a medias en muchos aspectos, y pitado en el arrastre. Fueron buenos tercero, quinto y sexto, ovacionado el último y los otros dos aplaudidos. Segundo y cuarto, "remiendos" de "La laguna", deslucidos.

José Ignacio Uceda Leal: cuatro pinchazos y estocada corta (silencio); y pinchazo y estocada (silencio).

David Fandila "El Fandi": pinchazo, estocada corta atravesada y descabello (silencio); y estocada caída (silencio).

Daniel Luque: media tendida y atravesada, pinchazo, estocada ligeramente trasera y tres descabellos (gran ovación tras un aviso); y estocada trasera y tendida, y dos descabellos (una oreja tras un aviso).

En cuadrillas, el picador Juan de Dios Quinta se agarró bien en dos puyazos al quinto.

La plaza se llenó en tarde de nubes y claros, y de rachas de viento frío que molestó tanto en el ruedo como en el tendido.

Asistió como espectadora de excepción la Infanta Elena, que ocupó una barrera del "uno", acompañada por el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Fernando González Urbaneja, haciendo así honor a la tradición del apoyo de la Casa Real a "la Fiesta" y al colectivo periodístico.

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LAS CIRCUNSTANCIAS DE LOS TOROS, CLAVES DE LA TARDE

Fue tarde de toros importantes -tres de los cuatro que lidió la ganadería titular, un porcentaje muy notable- y de un torero capaz y con ganas, el joven Daniel Luque, quien, a pesar de cortar una oreja, hay que demandarle todavía que tuvo muy cerca un triunfo de Puerta Grande más que cantado, que no llegó a redondear por culpa de la espada.

Afortunado en el sorteo, Luque aprovechó su lote con una demostración sobre todo de valor, sin hacer de menos a las expresiones de arte y sentimiento que también tuvo. Bien Luque a pesar de no haber andado del todo el camino de la salida a hombros que pocas veces se ve tan despejado.

Pero antes de entrar en otras consideraciones de las faenas que llevó al cabo el torero triunfador, hay que volver a los toros.

Gran toro el tercero, por nobleza y prontitud, tranco y repetición, con mucha fijeza. Toro con "transmisión", lo que quiere decir que sumaba más a los méritos del torero. Impresionó Luque por la quietud de sus formas, sin embargo, su mensaje estético dejó que desear

Muy toreable el quinto, en este caso se dio la paradoja de que perjudicó a su matador, "El Fandi", que terminó evidenciando las muchas carencias de su estilo.

Y bueno el sexto, que iba y venía, pero, ojo, con su "carbón". Había que estar hecho un tío para aguantarle y llevarle, mérito que se anotó Luque con rotundidad.

Queda claro por tanto que en las circunstancias de los toros estuvieron las claves de la tarde. Y vale esta reflexión para disculpar al primer espada, Uceda Leal, que se llevó los dos más deslucidos. El que abrió plaza, desrazado y sin clase, sin rematar los viajes, no dio motivo alguno de faena. El cuarto "medio se dejó" por el pitón derecho, por donde Uceda cuajó muletazos buenos pero discontinuos.

"Fandi" no pudo hacer nada con su primero, por la mala condición del toro de "La laguna", con la cara siempre arriba, y por la estresante actitud de los vociferantes del tendido "siete", atosigándole con consejos fuera de lugar. Ya en el quinto la culpa fue suya. Un buen toro al que no acertó a darle aire ni distancia.

Y finalmente a vueltas con Luque. Impactó su forma de torear al natural sobre las dos manos (sin la ayuda de la espada por la derecha), ligando los muletazos con emotivos cambios por detrás, quieto como un poste. Tuvo mérito estar allí y así. Hubo clamor de aprobación. Pero la distancia del toro era otra. Faltó limpieza y estética. Ninguna profundidad. Aunque quede claro que si lo mata a la primera, tal y como estaba la plaza de entregada, hubiera cortado la primera oreja.

Llegó por fin el trofeo en el sexto, al que toreó muy despacito, con aguante y valor natural, buscando siempre el pitón contrario, en series de tres y cuatro, y muy hilvanados. Además de un rosario de adornos y remates muy a modo. Cortó una oreja que vale su peso en oro.

No pudo salir a hombros por aquel trofeo que perdió antes con la espada, pero en verdad Luque se ha abierto hoy amplio crédito en su carrera.