Pero el momento clave les quedó muy lejos a los delanteros españoles: Iker Casillas, considerado por muchos como el mejor portero del mundo, ahogó las posibilidades de victoria de la selección paraguaya al detener el penalti: "Había estado pensando que un jugador zurdo, que pega a romper, podía pegarla ahí, quizá porque es el lado más seguro. También lo había estado comentando con Pepe Reina, como ya sabéis. Y, bueno, también fue necesario un poco de sangre fría".La sensación que refleja el guardameta es de "alegría" serena: "Este equipo no se conforma con esto, pero de todos modos, nosotros no miramos más allá, y somos conscientes de que hemos vencido una final; hemos pasado la barrera de los cuartos en un Mundial, eso no se había hecho nunca antes".
Más que satisfecho con ser uno de los principales artífices de este éxito -aunque por supuesto no lo reconoce públicamente-, a Casillas le vienen imágenes de la dolorosa derrota en 2002 frente a Corea del Sur: "Lo viví en primera persona y no quiero volver a ver esas imágenes". De aquellos momentos recuerda al "míster" Camacho, con el que se ha divertido viendo sus celebraciones de los mejores momentos de la selección española en el partido ante Paraguay.
Poco más, por ahora. Pero Iker avisa de que después de esta final viene otra: "La final es el miércoles ante Alemania". Una perfecta combinación de talento, clase y necesaria prudencia. Faltan pocos días.
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