José Tomás se convierte en leyenda en la catedral del toreo

INFORMATIVOSTELECINCO.COM 05/06/2008 19:27

Volvió el hijo pródigo a Las Ventas. El torero sin palabras, que se expresa a través de un toreo eterno, llegaba la monumental del Espíritu Santo tras seis años de ausencia y no defraudó. Los trazos de su tauromaquia dibujaron un cuadro de belleza cuasi perfecta y plasticidad exquisita que dieron lugar a un lienzo ya histórico.

Hacía 36 años, desde el 22 de mayo del 1972, cuando Palomo Linares cortó 4 y un rabo, y en esa misma tarde, Curro Rivera obtenía 4 trofeos, que un espada, actuando en terna, no conseguía dos orejas de cada toro. Sexta salida en hombros del madrileño como matador de toros, a la que hay que sumar una más como novillero.

Las Ventas recibió al de Galapagar con una calurosa ovación de bienvenida. Enlotó Tomás a un toro de Cortes y otro de Victoriano del Río, de juego excelente y correcta presencia. Se hizo presente en la plaza con un quite con el capote a la espalda. Vibró Madrid. Era una declaración de intenciones.

Luego manejó la capa por chicuelinas, delantales y verónicas. Delante de su primero, que brindó al público, Las Ventas enloqueció con el toreo por el pitón derecho. Templado y largo. Hubo pulso y pausa. La plaza, que quería aupar al ídolo, vibraba enfervorecida. Una estocada dio paso a las dos primeras orejas. A esas alturas, se mascaba un triunfo grande. Saltó el quinto, con mucha vibración y entrega.

Sorprendió que no lo brindara al Rey que asistía a la corrida en una barrera. Empezó impávido Tomás. Quieto. Sin perder un ápice de terreno. Toreó largo, clásico, ligado, puro. Volvía el torero que impactó entre los años 97 y 99. Mató al encuentro y Las Ventas se convirtió en una marea blanca. Las palmas de los 24 mil afortunados espectadores echaban humo. Se desataba la locura. 36 años para asistir a un acontecimiento como éste.

La Puerta Grande se abría por primera vez este año. Una muchedumbre esperaba al héroe en la calle Alcalá. Los que acudieron a la cara reventa dieron por bien empleado la inversión. Queda otra tarde, el día 15. Los que tengan un boleto para ese día que lo guarden como oro en paño o que lo canjeen por una vuelta al mundo, que seguro que se la pagan.

Javier Conde estuvo breve e incomprendido en su primero. En el otro, sin embargo, interesó mucho en los primeros compases con la muleta, que manejó con quietud y parsimonia, limpieza y ligazón. Sólo cuatro gotas de arte, pero de arte, aunque no se lo reconocieran del todo.

El otro gran triunfador de la tarde fue Daniel Luque. Tomó alternativa pero tuvo menos suerte con el lote de los Victoriano del Río.

Lo bueno es que la expectación de la tarde se vio cumplida con creces. A ver qué hay después de esto. Porque el día 15 el cartel anuncia a José Tomas otra vez en Madrid.

Ganadería: Seis toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés.

Javier Conde: protestas y silencio.

José Tomás: dos orejas y dos orejas tras aviso.

Daniel Luque: silencio y saludos tras aviso.

JWS