Ladrones de zapatos: ¿delincuentes o enfermos?

ANDRÉS VILLENA 17/02/2010 18:17

Al "fetichista de los tacones", en Alemania, acaban de caerle casi cinco años de prisión, además de un internamiento en un centro psiquiátrico. El hombre, de 27 años, había cometido hasta siete asaltos a mujeres, siempre del mismo modo: se les acercaba por detrás para luego cogerlas de las piernas y arrancarles con violencia los zapatos de tacón. El botín, cuando lo había, era utilizado por el condenado para su satisfacción sexual. A las mujeres ni las tocaba.

Otro caso en Londres

Este 'terrorista' estaba siendo perseguido desde hacía meses por todo el país. Pero no es precisamente el único. Otro caso parecido tuvo lugar en abril de 2007 en Londres, cuando Omar Abd-el-Gowd, de entonces 26 años, fue detenido por llevar a cabo una conducta prácticamente idéntica a la del ladrón alemán.

Omar Abd-el-Gowd confesó estar obsesionado con los zapatos de las mujeres desde su infancia, un trastorno que se le habría ido de las manos cuando, a su llegada a Londres, quedó prendado de las modernas tendencias de la gran ciudad: los tacones de aguja lo precipitaron hacia el delito.

Una de las víctimas de Omar describía el estilo 'profesional' del delincuente: sus víctimas apenas sufrían daños ya que el único objetivo del individuo era el robo de los zapatos; lo que más se destacaba era el susto y la "bizarra" experiencia vivida. Omar contaba con una técnica muy depurada, fruto de la experiencia. Una pericia que no tenía con las mujeres: su última novia rompió con él porque este parecía fijarse más en su calzado que en ella misma.

Una práctica muy frecuente

Un vistazo a la prensa internacional de los últimos meses y años revela numerosos casos de este tipo. Unas prácticas relativamente extendidas, si tenemos en cuenta que solo conocemos los casos en los que se producen detenciones.

Los especialistas han reflexionado mucho sobre este llamativo comportamiento. Norman Scott, profesor universitario de Psicología en Iowa, afirmaba en 2003 que todos tenemos una cierta tendencia fetichista en nuestra vida, que puede hasta resultar divertida, siempre que las prácticas relacionadas con esta cuenten con la aprobación de la otra persona: "Potencialmente, cualquier hombre o mujer puede tener fantasías con determinados objetos, como determinadas prendas de vestir o añadidos como los de Victoria´s Secret".

¿Cuándo comienza el problema?

Pero el conflicto, como siempre, empieza cuando esta tendencia se extrema, superando la voluntad racional del individuo. "Las personas con un fetichismo extremo pueden llegar a perpetrar actos criminales para hacerse con los objetos deseados, llegando al robo y en muchas ocasiones a la persecución de las personas que llevan el objeto; esto sucede en muchos casos con las botas de mujer".

Aunque el obseso devenga en criminal, su vida no es precisamente un camino de rosas. Este mismo psicólogo afirma que estas personas sufren depresiones fuertes junto con sentimientos de culpa y sensación de vacío al llegar a quedar excluidas de las actividades de la vida común. Los pocos que se animan a pedir ayuda se encuentran con pocas soluciones. Al último fetichista, su descontrolada afición lo ha condenado a la cárcel durante cinco años. No será el último.