La cámara está situada en el frontal del coche patrulla. En marcha graba las matrículas de los coches que están circulando y también de los que se encuentran aparcados.
Puede leer en sólo hora y media mas de 1300 matrículas. A las pocas horas la policía detecta el primer vehículo sustraído. Se trata de una furgoneta aparcada a las afueras de Madrid.
Lo primero que hacen los agentes es asegurarse de que no hay un artefacto explosivo. Luego comprueban el número de bastidor para ver si realmente ese coche había sido denunciado por robo.
Se denunció hace un par de meses. Según la policía ha podido ser usado para llevar material robado o drogas. La grúa se hace cargo de él.
El trabajo continúa en la comisaría. Allí se analizan las huellas y se avisa a su dueño. Entramos con la patrulla en la Cañada Real, el supermercado de la droga. Ahí es donde acaban muchos vehículos sustraídos.
Los toxicómanos los roban para ir a buscar su dosis a esta zona. Después los suelen quemar para borrar las huellas, antes los desguazan para vender las piezas sueltas.
Durante la jornada grabamos como varias matrículas saltan en el ordenador del coche patrulla. La mayoría son coches al que anteriormente se les sustrajo las placas y la documentación, aunque nunca se retiró la denuncia.
Los delincuentes colocan las matrículas robadas en otro coche y así pueden delinquir con él.
La cámara especial a cambiado la forma de trabajar de la policía. Antes tenían que parar a coches simplemente por el aspecto o las sospechas que podía levantar. Ahora en un solo día el sistema detecta y analiza más de 6.000 coches.
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