Twitter se vuelca con la campaña "Yo soy Espartaco"

INFORMATIVOS TELECINCO 14/11/2010 14:13

La historia tiene tintes de guión de cine. Paul Chambers tenía que tomar la primavera pasada un avión para ver a una chica a la que había conocido en Internet. Iba a volar de Sheffield a Belfast. Pero perdió el avión, según él por culpa del aeropuerto. Era tanta la rabia que acumuló de vuelta a casa que se metió en el "Twitter" y colgó un comentario que no tenía ninguna intención de hacer realidad. Decía: "El aeropuerto de Robin Hood (así se llama el aeropuerto de Sheffield) está cerrado. Tenéis una semana para poner en marcha vuestro jodido aeropuerto, si no, lo haré explotar hasta el cielo".

Algunos días después, el comentario fue visto por un empleado del aeropuerto que lo puso en conocimiento de la policía. Paul Chambers se convertía así, por una broma, en un sospechoso de terrorismo. Tanto, que fueron cinco los agentes que se dirigieron a arrestarlo a su domicilio.

Chambers es juzgado y condenado pero no por terrorismo (era evidente para todos que se trataba de una broma, de un grito de rabia) sino por una ley de los años 30 que prohibe en Reino Unido lanzar amenazas contra servicios públicos. La multa, unos 1.200 euros. Pero su pena no acaba ahí. Por culpa del juicio es despedido de su empresa. Se traslada a Irlanda del Norte y consigue otro trabajo pero vuelven a despedirlo cuando se enteran de lo ocurrido. Ahora está desocupado, y todo por una bromita en Twitter.

Campaña de solidaridad

Un cómico de televisión, Marcus Brigstocke, conoció la noticia y lanzó una campaña de solidaridad. Propuso a los usuarios de Twitter que colgasen una amenaza que se les ocurriese y al final la frase mítica "Yo soy Espartaco" (recordando la película de Stanley Kubrick en la que todos los compañeros del gladiador Espartaco dicen ser él para liberarlo de un castigo). Sólo unos días después había 40.000 mensajes en Twitter a cual más disparatados: los había que iban a hacer saltar por los aires Downing Street, la Casa Blanca, la ciudad de Doncaster, su propio jardín, en fin, lo primero que se les ocurría y al final de todos los mensajes la misma frase "Yo soy Espartaco". Para todos ellos se trata de una sentencia injusta que censura la libertad de expresión.

A la cadena se han sumado famosos como David Mitchell, Dave Gorman, o Stephen Fry, quien se prestó a pagar la multa.

La frase más repetida en Twitter ha acabado en todos los medios y ha despertado una fuerte polémica: frente a los que apoyan a Chambers, están los que creen que es un modo de alentar la violencia a través de Internet.

Recientemente ha ocurrido un caso similar. Gareth Compton, un consejero del partido conservador, explotó en Twitter contra la columnista de "The Independent" Yasmin Alibhai-Brown a la que decía que había que "lapidar hasta la muerte". Aunque se disculpó después también a él le costó el puesto (los tories lo suspendieron de militancia). LA