Pero, ¿qué es la acción climática? Todo tipo de políticas y decisiones encaminadas a mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2ºC. Según la comunidad científica este umbral es el que nos permitiría controlar, o al menos tener cierto margen para abordar, las consecuencias ambientales y sociales del cambio climático. Eso sí, con un coste económico, social y ambiental del que no somos ni remotamente conscientes.
Poner en marcha acciones para frenar la catástrofe del cambio climático implica cambiarlo todo: la manera en la que nos movemos y producimos nuestra energía o alimentos, por ejemplo. Pero también transformar nuestro modo de vida y de consumo, nuestras economías, nuestra relación con el planeta e incluso las relaciones internacionales.
Si preguntamos en la calle por medidas para reducir nuestras emisiones y por lo tanto frenar el cambio climático, es muy posible que mayoritariamente oigamos cosas como ir en bicicleta, apagar la luz o reciclar. Y sin embargo, pocas personas mencionarán en primer lugar cuestiones como dejar de comprar y quemar petróleo, gas y carbón; usar el sol y el viento para generar energía; promover decididamente el transporte colectivo o apostar por una producción de alimentos local y sostenible.
Los pequeños grandes gestos y acciones de la ciudadanía son imprescindibles, sin embargo no son ni de lejos suficientes si no están acompañados y apoyados por una política ambiciosa de reducción de las emisiones. ¿Por qué no se ha hecho nada a pesar de la urgencia y los riesgos a los que nos enfrentamos? Pues sencillamente porque las acciones más efectivas suponen cambiar un sistema que a día de hoy beneficia en exclusiva a una minoría que domina la economía, la política y los medios de comunicación.
Nuestra supervivencia como sociedad está en juego y sin embargo nos permitimos el lujo de no hacer nada, o peor aún de ahondar en las causas que han provocado el cambio climático. Si hablamos de España, la inacción frente al cambio climático es especialmente incomprensible e irresponsable por tres razones:
Queda claro por tanto que la acción climática beneficia a las personas y no interesa a las multinacionales que hacen negocio con el modelo actual. Para Naomi Klein el cambio climático es una batalla entre el capitalismo y el planeta, y toca por tanto el corazón de nuestro modelo económico. Sí, ese modelo explotador de recursos y personas, que crea desigualdad, controla nuestras democracias y pasa el rodillo del beneficio económico por encima de nuestros derechos y calidad de vida con total impunidad.
El libro, por cierto, se titula 'Esto lo cambia todo'. Hagamos, entonces, que esto, la lucha contra el cambio climático, lo cambie todo.
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*Rosa Martínez es coportavoz de EQUO