Cohetes, suelo esponjoso, sábanas en forma de traje espacial, dibujos de planetas, pasadizos secretos y lo más importante: los mandos de la nave nodriza que les hará viajar con el más potente de los vehículos, la imaginación. Así es el módulo lunar que ha habilitado el Gregorio Marañón para los niños que se encuentren en tratamiento por enfermedades cancerígenas, con la intención de que la estancia en las habitaciones (que suele ser larga y más solitaria) se haga lo más amena posible.
Y pruestos a soñar, pues que lo hagan a lo grande. ¿Cuántos niños han soñado con viajar en una astronave supersónica y traspasar las fronteras de la Tierra? ¿Con ver el amanecer y el atardecer desde el espacio y sentirse como los 'Masters del Universo'? En esta estación lunar podrán hacerlo y olvidarse, po unas horas, de que se encuentran en el hospital.
Para inaugurar el área por todo lo alto, el afamado astronauta español Pedro Duque ha acompañado a Fernando, el primer tripulante de la nave. El pequeño le ha dicho que quiere "viajar a La Luna" y no se lo podía haber dicho a nadie mejor. Este espacio, además de permitir que los niños disfruten jugando, también les acerca a conocimientos físicos y astronómicos que pueden despertar su curiosidad. Y su espíritu.