Tormentas de verano: ¿sabías que el olor a tierra mojada viene de una bacteria?

Nica Cero 10/08/2016 13:11

¿De dónde procede?

"Químicamente es un alcohol volátil, que proviene de una de las bacterias responsables de la descomposición de la materia orgánica y que se encuentra en el suelo, la Streptomyces coelicolor", explica a El Tiempo Hoy sobre la geosmina Ricardo Díaz Martín, decano del Ilustre Colegio Oficial de Químicos de Madrid.

"Al entrar en contacto este microorganismo con pequeñas cantidades de agua se produce la liberación de la sustancia volátil responsable de este típico olor, que resulta agradable para casi todo el mundo", prosigue Díaz Martín. Sucede además que este olor es más intenso cuando la lluvia cae en lugares secos, como las zonas desérticas, en donde no ha llovido en mucho tiempo, porque se acumulan más sustancias volátiles que son liberadas súbitamente.

Con nombre de esencia de dioses

Aunque aún no está en el diccionario de la RAE, el olor a 'tierra mojada' también se denomina petricor. Este término fue acuñado por dos geólogos australianos, Isabel Joy Bear y R. G. Thomas, en un artículo publicado en la revista Nature en 1964. Proviene del griego petros (piedra) e ikhôr (componente etéreo). Según la mitología griega, se dice que el ikhôr es la esencia que corre por las venas de los dioses en lugar de sangre.

¿Por qué nos gusta tanto?

Las razones por las que nos resulta un olor tan agradable, según Ricardo Díaz Martín, "son de tipo psicológico y contienen un componente subjetivo muy concreto para cada persona. Casi todos los estudios parecen coincidir en atribuir estas sensaciones positivas a que este aroma nos sugiere una proximidad con la naturaleza y una armonía del entorno", apunta.

Estos estudios sugieren que nuestro afecto por el aroma de la lluvia se nos ha imprimido como una huella del pasado, directamente relacionada con nuestro instinto de supervivencia y nuestra necesidad por el agua transmitida de generación en generación desde nuestros antepasados, que tenían una fortísima necesidad de la tan esperada llegada de la lluvia y el fin de la peligrosa sequía. Aún ha pasado poco tiempo para que la evolución nos haga olvidar.

Otras utilidades

Streptomyces coelicolor es una bacteria inofensiva que se encuentra en la mayoría de los suelos, pero además presta beneficios al ser humano. El decano del Ilustre Colegio Oficial de Químicos de Madrid explica que "este grupo de bacterias se emplean para producir una amplia gama de aplicaciones en la industria biotecnológica. Así, gracias al empleo de estas bacterias se obtienen diversos antibióticos, además de fungicidas y fármacos inmunodepresores".

También la geosmina se utiliza en otros ámbitos, e incluso resulta cuestión de vida o muerte para los animales que habitan en el desierto, ya que al percibir su olor pueden dirigirse hacia donde se encuentra el agua. Los camellos del desierto del Gobi son capaces de encontrar agua a una distancia de más de 80 kilómetros, presumiblemente gracias a la geosmina. El olfato del ser humano también es muy sensible a la geosmina, y es capaz de detectarla en una concentración de sólo 5 partes por billón.

Los microorganismos que emiten geosmina también encuentran sus beneficios atrayendo a animales como los camellos, que pueden llevar las esporas a otros lugares y dispersarlos. Este truco es el que utilizan los cactus y las plantas amazónicas en sus flores para atraer a los insectos en busca de agua y ser polinizadas.

No todo son beneficios

Pero la geosmina no siempre es beneficiosa en todos los ámbitos dónde actúa. Ese olor, tan agradable en el campo, es un enemigo para los enólogos. Cuando la sustancia se encuentra en los vinos estropea sus características al darle un tono terroso. Esto se debe a que la uva ha sido atacada por alguno de los hongos que producen esta sustancia.

Nada que ver con el ozono

Con estas explicaciones desechamos completamente la idea errónea que comúnmente se atribuye sobre la relación entre el olor a 'tierra mojada' y el ozono (O3). Para Ricardo Díaz, "este malentendido puede estar relacionado con que el aroma a 'tierra mojada' se genera coincidiendo con la presencia de fenómenos tormentosos y su correspondiente aparato eléctrico". "La fuerte ionización de las masas de aire húmedo producen descargas eléctricas (rayos) que generan radicales libres en el oxígeno atmosférico y éstos son los precursores de la formación del O3", aclara Díaz Martín. Así pues, "conocido el hecho de que las tormentas eléctricas generan ozono, es probable que proceda el error de atribuir la presencia de ozono con el olor a tierra mojada", concluye el decano.