El soul de Ben Harper y el excéntrico Albert Pla llenan el Fórum de Barcelona

AGENCIA EFE 17/07/2010 05:50

El norteamericano se ha lanzado a la arena con uno de sus grandes éxitos, Diamonds on the inside, demostrando la seguridad del que tiene mucho que desvelar a lo largo de la noche. Grandes ovaciones y algún estribillo coreado por el público han demostrado que la complicada mezcla de soul, r&b y reggae de Harper sigue conquistando al público más joven.

Después de un largo recorrido en solitario, el cantante negro de origen cherokee ha presentado, acompañado por el grupo Relentless 7, algunos de los hits de su último álbum White Lies for Dark Times -como Shimmer and Shine- alternado a la perfección los diferentes estilos de su inagotable discografía.

¡Qué decir del incombustible Albert Pla!. El cantante ha abandonado el formato más íntimo de su última gira para subir al escenario con el grupo Los Sujetadores, dejando algo apartado su último disco La diferencia, para rescatar de la cajonera algunos de sus mejores temas: Veintegenarios, El lado más bestia de la vida o Lola la loca, que han sido entonados al unísono por un público fiel.

Tampoco ha defraudado el quinteto barcelonés Love of Lesbian, con un despliegue de energía que ha dejado satisfechos a los más exigentes. El grupo ha recurrido a varias de las canciones de su último disco "1999 o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna", aunque también se han podido escuchar temas como Los colores de una sombra, de álbumes precedentes.

La propuesta extravagante del día la ha traído de Italia el cantautor Vinicio Capossela, con una puesta en escena clownesca, acorde con los sonidos circenses que ha arrancado de su banda; redoble de tambores y trompeta incluida. Dibi-dibi-dididap.

Mientras tanto, un acompañante en el escenario -vestido de mago y con sombrero de copa- ha lanzado una decena de salvas explosivas con su varita mágica, antes de bajarse los pantalones para enseñar un culo en el que se podía leer "The End".

El público, que no ha dejado de acompañar los ritmos pegadizos de Capossela con los brazos en alto, se ha dejado conquistar por el ritmo de unas canciones que, aunque beben claramente del legado de Renato Carrossone o Paolo Conte, han sido deformadas por voluntad transgresora del cantautor.

En el diminuto escenario de la entrada, ha sorprendido al público más desprevenido la joven promesa María Rodés, que ha desgranado su repertorio, en cuatro idiomas y con una voz suave y envolvente. El estilo pop-rock, de tinte naïf, que ha interpretado al equipo musical de Rodés, recordaba por momentos a la argentina Rosario Bléfari, en boga del otro lado del Atlántico.

Por lo demás, el festival ha dejado ver muchos torsos desnudos, alpargatas, abanicos, algún que otro bañador, y el coro ibicenco de las chicharras, nada demasiado sorprendente en una típica noche de verano bochornoso.

La tercera edición del Festival Cruïlla -cruce en castellano- se ha adentrado este año en el tórrido mes de julio y ha cuadruplicado su oferta musical con respecto al año anterior, demostrando su voluntad de caminar en el futuro junto con los grandes festivales de la ciudad.

Se trata de un movimiento estratégico, puesto que el evento ha ocupado el hueco dejado libre por festivales como el Summercase o Sonisphere, que por razones diferentes han suspendido sus ediciones de este año en la capital catalana.