La Bernarda Alba más gitana, un año en escena traspasando barreras sociales

AGENCIA EFE 09/11/2010 13:48

El montaje de esta obra lorquiana ha permitido a sus actrices ocasionales, todas ellas gitanas analfabetas, hacer "un viaje espiritual y emocional" que, por encima de un puesto de trabajo temporal, les ha aportado "confianza en sí mismas".

Tras estas reflexiones, la directora de esta peculiar versión de "La casa de Bernarda Alba", Pepa Gamboa, subraya, no obstante, que no cree en "los cuentos de hadas" y, recuerda, en una entrevista con Efe, que el proyecto, aun habiendo puesto de manifiesto que "la utopía está a veces al alcance de la mano", no ha cambiado la vida material de estas mujeres.

"Después de los aplausos vuelven a la chabola. Esta iniciativa Les ha permitido incorporarse por primera vez a un puesto de trabajo y que hayan dejado de ser invisibles por un tiempo. Ahora la gente les aplaude en los teatros en vez de echarlas de los bares, pero las dos cosas se siguen produciendo", explica la directora teatral.

Gamboa, que participará mañana en Granada en una mesa de diálogo sobre "Creadores para la inclusión social", organizada por el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, explica que estas mujeres, de entre 17 y 58 años, sienten un "enorme respeto por el trabajo artístico" y son "muy conscientes" de que esto es una experiencia puntual que lo que les aportará será "más fuerza" a la hora de buscar un empleo o enfrentarse a determinadas situaciones.

La directora ha tratado de versionar esta obra respetando el imaginario de Lorca y adaptándola a la cultura del pueblo gitano, pero alejándose de la "miseria" que envuelve a los asentamientos chabolistas de este tipo, de donde proceden las actrices.

"Los parques temáticos de la miseria no me interesan", dice Gamboa, que basa su proyecto en la imaginación más que en el conocimiento, porque la primera "es ilimitada y el segundo no".

Y a partir de ahí, y "sin prejuicios", recrea esta peculiar "Casa de Bernarda Alba" que, además de demostrar que la cultura "no es patrimonio de nadie", ha supuesto, en su opinión, una "pequeña revolución interna" en la cultura gitana.

"Ellas se van a trabajar y los maridos se quedan cuidando a los niños. Algo insólito" entre este colectivo, apunta.

Aunque el hilo argumental se mantiene, el texto está en ocasiones fraccionado o se repite en esta versión de Gamboa, que, pese a tratarse del drama de unas mujeres sumergidas en un luto permanente, percibe en la obra "el humor, la ironía y el sarcasmo" de Lorca.

Las gitanas que interpretan la obra "no están convencidas de que Lorca, al que se refieren como el hombre bueno que tanto está haciendo por ellas, esté muerto", señala Gamboa.

"Si lo saben no lo quieren saber, hablan de Lorca en presente, como algo vivo y como de alguien que les está ayudando mucho. Me preguntan por Lorca como si yo acabara de quedar con él", indica.

Aunque cada una de las actrices tiene sus circunstancias, proyectos e ilusiones, la directora percibe que el sueño de todas ellas ha cambiado tras su participación en este proyecto de la compañía de teatro TNT que subido a los escenarios de España.

"La primera vez que me reuní con ellas -relata Gamboa- les pregunté qué era lo que más deseaban en el mundo, y me contestaron que las contrataran para limpiar una casa. Ahora se sienten con más fuerza" tras su participación en este proyecto que ha sido reconocido con el Premio Internacional de Cultura Gitana.