Lila Downs despliega su "Ojo de Culebra" en una gira por España

AGENCIA EFE 07/05/2009 05:50

Para Lila Downs, "Ojo de culebra", su último disco, ha supuesto un proceso de sanación con el que ha superado una crisis vital que le hizo incluso perder la voz.

Un momento que ha superado gracias a la ayuda de una curandera de Oaxaca (México) que le ha conducido a una vida más sana. "Me ha mejorado la voz y también bailo más, estamos disfrutando como nunca de los conciertos", cuenta en una entrevista con EFE.

De ello dará muestras en la gira que hoy comienza en Barcelona y que pasará por Murcia (9 de mayo); San Sebastián (día 13); las Fiestas de San Isidro de Madrid (día 15); Segovia (el 16), A Coruña (el 22) y Vigo (el 23), en unos conciertos en los que, de momento, no está previsto que suban al escenario con ella ninguno de los artistas que colaboran en "Ojo de Culebra", desde La Mari de Chambao a Rubén Albarrán de Café Tacuba, Enrique Bunbury o Mercedes Sosa.

Y mientras lleva a cabo estas actuaciones, dentro de una gira internacional, Lila Downs, ganadora de un Oscar por su participación en la película "Frida", continúa marcándose retos: este año prepara un musical para Broadway basado en la novela "Como agua para el chocolate" y ya tiene en mente un nuevo trabajo discográfico.

"Será un disco de rancheras de nostalgia, de esas canciones que extrañan tanto los mexicanos que viven fuera de México", explica la cantante, que quiere contar para este trabajo con la colaboración de "Las flores mexicanas", un mariachi de mujeres de El Paso (Texas).

Así, tras "Ojo de Culebra", uno de sus discos más abiertos a las fusiones y que incluye desde toques aflamencados hasta música zíngara, pasando por versiones de clásicos del sur de Estados Unidos, Lila Downs regresará a sus ritmos más mexicanos.

"La música mexicana es mi centro, la madre de mi vida musical. Después está todo lo demás, me encantan los retos, retomar las músicas que me gustan", subraya esta cantante a quien la propia Chavela Vargas designó como su sucesora.

"¡Qué bárbara!", exclama Lila Downs cuando se le pregunta por ello. "Lo que pasa es que a la Chavela le gusta causar intriga, que las cantantes nos peleemos por el trono. A mí me ha causado problemas, algunas cantantes me han retirado la palabra", explica mientras asegura que "esas cosas no las decide ni la propia Chavela, las decide el público y la vida".

Dice que ambas se parecen en que son peleonas, "no somos personas que se compren fácilmente" y en que les gusta ser críticas con la sociedad en la que viven.

"Yo soy sólo una de tantos exponentes del rescate y la investigación de la música mexicana, un trabajo al que luego aporto una versión propia" y con que espera "ayudar a que se abra el apetito por la música mexicana y de otros países latinoamericanos".

De hecho cuenta que descubrió su vocación cuando estudiaba Antropología en Oaxaca, unos estudios con los que "quería buscar cosas para devolver el orgullo a los índígenas", y fue a un concierto de Mercedes Sosa: "Me di cuenta de que a través del arte se podían hacer cambios de conciencia".

Ahí decidió recuperar su carrera de cantante, que había dejado años antes, cuando cantaba rancheras en bodas y fiestas de quinceañeras, consciente de que ella tenía "un don", el de su voz, con el que podía "transmitir algo".

Con "La sandunga", "One Blood" (con el que logró un Grammy Latino en el 2005) y "La cantina" emprendió una trayectoria que ha continuado con "Ojo de Culebra" y que aún dará sorpresas: este año se publicará en México su tesis sobre el simbolismo del textil indígena, "un lenguaje no explícito que era una forma de resistencia y autonomía de las mujeres".