Sonidos grabados en la memoria de un pueblo quesero, reunidos en un nuevo museo

AGENCIA EFE 25/07/2010 12:14

Situada al norte de la provincia vallisoletana, en la zona de Tierra de Campos, y rodeada de cultivos de trigo, cebada y girasol, esta localidad debe su auge pasado al éxito de un tipo particular de queso de oveja, el pata de mulo o de Villalón, fabricado hasta la década de 1960 en las casas de los ganaderos que allí habitaban y posteriormente elaborado en las industrias queseras.

La encargada de explicar a los visitantes los pormenores de este nuevo museo es Kely Rodríguez, quien recuerda, en declaraciones a Efe, cómo en su niñez, los días de mercado acudían comerciantes desde diferentes puntos de España al mercado de la espaciosa plaza del pueblo para adquirir este demandado producto típico.

En el interior del museo, se mueve entre útiles que antaño -antes de que en 1960 se dictara que los quesos se debían hacer en las fábricas- eran parte del decorado de las casas de los ganaderos que poseían ovejas y elaboraban queso como cucharas de madera, prensas, cinchos, encellas o queseras.

Rodríguez afirma que la relación entre este producto y Villalón de Campos se remonta a la época de los romanos, cuando estos moradores fabricaban el que denominaban queso de la hispania, aunque no fue hasta la Edad Media cuando comenzó a comercializarse, después de que el rey Fernando III de Castilla concediera en 1242 el privilegio a este pueblo de organizar un mercado los sábados.

Este impulso se vio respaldado en 1486 cuando los Reyes Católicos, a petición del Conde de Benavente, dieron su beneplácito para que en Villalón de Campos se celebraran dos ferias anuales que convirtieron a la localidad en uno de los principales lugares de operaciones financieras de Europa.

Rodríguez se confiesa emocionada cuando escucha los sonidos que se reproducen en este nuevo museo, que le evocan al griterío de los mercados a los que asistió en su infancia, en los que los comerciantes colocaban sus cajas en los soportales y se situaban frente a pilas de quesos que habían sido fabricados en las casas de sus vecinos.

El clima continental mesetario y la riqueza vegetal de los campos castellanos garantizaron la presencia del pastoreo de ovejas en esta comarca de 36 municipios, hecho que también encuentra un espacio en el museo, donde se incluye una máquina o unas tijeras de esquilar o el zurrón y el calzado utilizado por los pastores.

Vídeos explicativos, paneles que ensalzan la importancia de este producto a lo largo de la historia municipal, fotografías de modernas recetas elaboradas a partir de queso o módulos para oler y aprender a distinguir sus aromas y matices forman parte de este museo, que en el futuro se seguirá ampliando con materiales necesarios en el pasado para dar forma a este alimento, según Rodríguez.

La alcaldesa de Villalón de Campos, Marta Maroto, asevera que iniciativas como ésta, además de difundir los productos tradicionales de la comarca, ayudan a atraer turismo y, por tanto, a mejorar la economía de esta zona, aunque sea a base de que cada visitante se tome un café o compre pan, dulces, embutido o un pata de mulo.

Aunque hoy la fabricación de este producto se ha visto reducida a menos de diez personas, según Maroto, la importancia que en el pasado tenía para ella el queso se respira por los cuatro costados, desde el nuevo museo hasta la Plaza Mayor, donde se ubica la estatua de una quesera, obra de Jesús Trapote erigida en 1998.

Y aunque también son pocos los que hoy poseen rebaños de ovejas, y los que los tienen es porque los han heredado, la tradición artesanal de la elaboración del pata de mulo ha sobrevivido al paso del tiempo, transmitiéndose de padres a hijos y de abuelos a nietos, como reza uno de los paneles del museo.

Y nada mejor que la familia para conocer esta profesión, concluye la alcaldesa.