Tomaz Pandur: Hamlet es el libro del alma y lo es para la eternidad

EFE 08/02/2009 13:28

Pandur (1963, Mirabor, Eslovenia) estrena después del éxito con "Barroco", candidato este año a cinco premios Max de teatro y protagonizada también por Portillo, una versión de "Hamlet" en la que ha cambiado "todo y nada", que "respetando cada palabra del original", escrito por William Shakespeare en torno a 1600, es a la vez "radicalmente distinta".

La historia del príncipe de Dinamarca que quiere vengar a su padre, asesinado por su tío para casarse con la reina, se sitúa en un espacio-tiempo que es "tan del Renacimiento como del nuevo milenio, protagonizada "por una mujer tan masculina como femenino es Hamlet", es decir, "lo mismo que imaginó Shakespeare pero al contrario".

"No vamos a encontrar a una mujer ni a un hombre ni a un andrógino, sino a un ser humano. Ese es para mí el reto más hermoso, porque supera la determinación sexual para contar la verdad de una persona", arguye el director de la obra.

Este drama "iconoclasta" "te encuentra a tí, no tú a él, y te preparas la vida entera para él. Es el libro del alma y lo es para la eternidad. He encontrado miles de razones personales para hacerlo en este momento, en Madrid, en España, y uno de los motivos más importantes es Blanca Portillo y su inmenso poder de creación".

Comenzaron juntos con "Barroco", ahora estarán hasta el 12 de abril en el Matadero con "Hamlet", y cerrarán la trilogía con "Medea" en agosto en Mérida.

"No existe en el mundo ninguna actriz mejor que Blanca para encarnar este nuevo concepto del teatro. Estamos felices de estar juntos", dice y se hincha de orgullo para hablar también del resto del elenco porque son un "un equipo de ensueño, un dreamteam", con "jóvenes gigantes" como Asier Exteandía, un "niño prodigio" con el que trabaja por tercera vez, Hugo Silva, Quim Gutiérrez, Susi Sánchez, Félix Moya o Manuel Morón.

Pandur se ha inspirado en la estética de "La caída de los dioses", de Visconti, en la de "El espejo", de Andrei Tarkovsy, en la pintura de Caravaggio y de Magritte, y ha logrado que el equipo de arquitectos Numen realice una escenografía que, literalmente, reverbera y enreda al espectador.

"Hamlet es él y a la vez el otro lado del espejo porque puede ver lo que hay detrás de su reflejo: enormes paisajes de soledad, miedo y amor. Es por eso por lo que es mucho más que el príncipe de la melancolía, es un guerrero que lucha por la verdad y el amor", resume.

Durante las casi 4 horas de función, que se representa en el escenario principal y en el bar, se escucha la música que el grupo Silence ha tardado en crear cinco meses, poco comparado con el año que le ha llevado a Pandur preparar la producción, que ensayan desde hace dos meses y medio a un ritmo de hasta 14 horas diarias.

"El teatro es un trabajo durísimo porque no puedes reservarte nada de esfuerzo. Lo tienes que hacer con todo tu corazón o no hacerlo", subraya el director, que "no es de esos que lloran" cuando se retiran sus obras de cartel.

"Vivo con mis obras como un padre con sus hijos, modifico cosas, reescribo... El teatro es un organismo vivo y es bello por eso. Está enfrente de tus ojos y ves a la gente diciendo la verdad, compartiendo contigo emociones. Ese es su poder".

Ha elegido a David Delfín para hacer el vestuario porque dice que no es un diseñador, "sino un artista conceptual, con un instinto increíble".

El esloveno contagia la emoción que siente por haber puesto en pie con ese "equipazo" la obra. "Estamos todos locos de alegría porque es un viaje increíble y es un privilegio estar aquí".