Fanny Ardant pisa la alfombra roja como actriz y ahora además como directora

AGENCIA EFE 21/05/2009 18:10

Estrella en Cannes durante años por su trabajo como intérprete en películas de grandes directores, casi una leyenda en su país y destacada protagonista del cine europeo de las últimas tres décadas, Ardant (1949) cambia la forma de pisar alfombra roja en La Croisette.

Lo hace como directora y también como actriz, puesto que protagoniza una película que sí compite este año por la Palma de Oro, "Visage", del malayo Tsai Ming-Liang, en la que comparte títulos de crédito con otro nombre legendario del cine galo, Jean-Pierre Léaud (Antoine Doinel en "Los cuatrocientos golpes").

Las "cenizas" y la "sangre" de Ardant, que eligió a la israelí Ronit Elkabetz (que recuerda mucho en su rostro al de la propia directora) para el papel de "Judith" -además el segundo nombre de la realizadora- cuentan una historia desgarrada y trágica de rivalidades entre clanes familiares.

Basado en un guión de la propia Ardant, el filme se sitúa en un país de los Balcanes que no se determina -el rodaje se hizo en Francia y en Rumanía- y presenta rasgos de drama psicológico familiar en el que algunos han querido ver rastros shakesperianos.

Acogido de manera discreta en el pase a crítica y prensa, el filme cuenta la historia de la protagonista y sus tres hijos, que regresan al campo, donde viven los familiares enfrentados, diez años después de que el marido de Judith muriera asesinado.

El regreso de Judith y sus hijos remueve heridas, reaviva odios y azuza rescoldos de resentimientos y cuentas pendientes, en una cinta rodada con soltura, con un cierto aire a drama de ambiente siciliano-napolitano y con evidente tono teatral, incluso con movimiento coreográfico que recuerda a las tragedias griegas.

El filme no llega a emocionar pese a una interpretación de Elkabetz en la que se advierten maneras de Irene Papas, lo que refuerza el tono trágico griego que se respira en un coro de personajes de los que salimos sabiendo más bien poco.

Al final de los 105 minutos que dura -y no al principio, como algún espectador podría haber agradecido- Ardant nos muestra un árbol genealógico, guía o programa de mano con el que ubicar a los Pashko, Ismael, Venera, Timos, Louppos o Ilaria. Quizás un poco tarde.

El filme, como primera realización de la directora, forma parte de la lista de los 26 que optan al premio "Cámara de Oro" la presente edición de Cannes.

Ardant ha contado que el proyecto de dirigir surgió por las "ganas de contar una historia" y que el productor Paulo Branco fue decisivo en el lanzamiento del rodaje, al que contribuyeron en la búsqueda de financiación nombres como Claude Berri y Gérard Depardieu.

Padrinos nada inhabituales en la carrera de esta actriz, ahora directora con "opera prima" en Cannes y que ha trabajado, entre otros, con directores como Francois Truffaut, Alain Resnais, Costa Gavras, Ettore Scola, Michelangelo Antonioni, Franco Zeffirelli, Sydney Pollack, Anne Fontaine, Nadine Trintignant, Patrice Leconte o los españoles Jaime Chávarri y Agustín Díaz Yanes.

Considerada un mito viviente en su país, Ardant comenzó a estudiar Ciencias Políticas y debutó en el teatro; luego se hizo popular en Francia con la serie para la televisión "Las damas de la corte".

En 1980 conoció a Truffaut, a quien estuvo unida laboral y sentimentalmente y que fue el padre de su hija Josephine; de su mano Ardant alcanzó la categoría de estrella internacional, con "La mujer de al lado" (1981), que coprotagonizó con Depardieu, y más tarde con su "Vivamente el domingo" (1983).

De lo último que ha hecho en el cine como actriz, a parte del filme en competición este año en Cannes, están "Sin noticias de Dios" (2001), del español Agustín Díaz Yanes; "Ocho mujeres" (2002), del galo Francois Ozon; "Callas forever" (2002), con el italiano Franco Zeffirelli; "Nathalie" (2003), de la francesa Anne Fontaine; y "El año del diluvio" (2004), con el español Jaime Chavarri.