La Fura se mofa de la muerte en el montaje operístico de "Le Grand Macabre"

AGENCIA EFE 25/03/2009 09:26

Así empieza "Le Grand Macabre", el nuevo espectáculo de la compañía de teatro catalana La Fura dels Baus, basado en la ópera del mismo nombre del compositor György Ligeti, y estrenado anoche en el Teatro de la Monnaie de Bruselas.

Después de tan abrupto comienzo, proyectado sobre una pantalla desplegada sobre el escenario, una figura descomunal de la misma mujer aparece ante los espectadores en una postura que parece reclamar ayuda.

De las entrañas de la efigie emergen una serie de personajes extravagantes que comparten el temor a la muerte anunciada que se les avecina, aunque cada uno de ellos se toma sus últimas horas de un modo diferente.

"La idea inicial fue recrear una sensación de miedo visceral a la muerte, y analizar los procesos físicos que se producen en el cuerpo" -explicó el director de la obra, Álex Ollé-, y por ello la sensación de angustia "se transmite desde la descomunal escultura hasta los personajes, que representan partes de su cuerpo".

Ante su final inminente, algunos de ellos optan por entregarse a los placeres carnales, como la pareja desollada Amanda y Amando -a los que Ligeti quiso llamar inicialmente Cliteria y Spermando- o la ninfómana sadomasoquista Mescalina, mientras que otros se dan a la bebida (el vagabundo Piet the Pot), o caen en la histeria (Gepopo, la jefa de la policía secreta).

Este desfile "grotesco y terrorífico", como lo definió el compositor de la obra, evoca la estética del teatro de marionetas, hace guiños a mitos apocalípticos de la actualidad, como la guerra biológica o nuclear, y se inspira en la más tétrica imaginería religiosa medieval, y en particular en los lienzos de Pieter Brueghel el Viejo.

La efigie de la mujer, que con 17 metros de alto y 7 de ancho constituye el principal y casi único elemento de escenografía, recuerda a la gigantesca figura hueca, de espaldas y en cuclillas pintada por el citado artista flamenco en "El jardín de las delicias".

Pese al tono oscuro y fatalista que predomina en la obra, los personajes viven una sucesión de situaciones llenas de humor absurdo y por lo general macabro que provocaron risas entre los espectadores.

El sexo, el amor y el poder son ridiculizados, y la propia Muerte es retratada como un personaje caricaturesco, capaz de cometer errores más dignos de los humanos.

"Es necesario relativizar las cosas que más nos preocupan para vislumbrar un poco de esperanza en épocas de crisis como la actual", dijo Ollé en una rueda de prensa antes del estreno.

"Mofarse de la muerte es como mofarse de uno mismo", añadió el director y cofundador de la Fura.

En cuanto a la partitura de Ligeti, el compositor rumano de origen judío la concibió como una "anti-ópera" con referencias irónicas tanto a la tradición clásica operística como a su crítica actual, y ha sido adaptada por el director de orquesta británico Leo Hussain.

Además de servir de acompañamiento a los diálogos cantados por los autores, la música desempeña un importante papel de ambientación -a modo de banda sonora de película de intriga o de terror-.

Algo que, según Ollé, "ha gustado mucho a la gente, incluso a los que no están familiarizados con las composiciones contemporáneas".

Los asistentes al Teatro de la Monnaie brindaron una tibia acogida a la obra, aunque los aplausos más entusiastas los cosecharon el director y la ayudante de dirección, Valentina Carrasco, cuando salieron al escenario.

"Le Grand Macabre" estará en cartel tres semanas en Bruselas, viajará en los próximos meses a Roma y a Londres, y llegará al Liceo de Barcelona en 2011.