Martí, que fue el delegado municipal de Cultura en el anterior mandato 2007-11, ha afirmado que una cosa sería un acuerdo, por ejemplo, entre el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y el Hermitage para hacer una exposición conjunta o ceder fondos, algo que es corriente, y la otra es que una empresa "juegue a fondo" coincidiendo con la crisis y la precariedad del museo ruso.
"No tengo una valoración positiva ni mucho menos", ha destacado, ya que cree que iniciativas de este tipo siempre deben ponerse bajo sospecha, y, además, le sorprende que operaciones así se planteen en unos momentos en que los equipamientos culturales de la ciudad están bajo mínimos y con escasez de presupuesto por los recortes públicos.
En cuanto a si como delegado de Cultura recibió alguna oferta similar, ha afirmado que "con el Hermitage, no", si bien este tipo de propuestas siempre llegan --más para muestras temporales--, pero ve diferente que el impulsor sea un museo --como hace el Louvre de París-- que una empresa, y es que la operación que se baraja le parece que no tiene ningún otro criterio que explotar la marca.
En pleno debate sobre la marina del Port Vell, que estaría cerca de donde se plantea el Hermitage barcelonés, Martí ha concluido que parece que el Ayuntamiento "tiene una pasión por el lujo a niveles preocupantes", y ha apostado por que la Autoridad Portuaria deje de decidir sola sobre esta zona, puesto que cree que se mueve más por la rentabilidad económica que por el interés general.