Maurizio Pollini y Seiji Ozawa defienden desde China la música contemporánea

AGENCIA EFE 13/05/2009 11:42

"La mayoría de la música contemporánea está fuera del conocimiento del público más extenso, del público estándar, probablemente por falta de promoción por parte de los músicos, del sector discográfico, de todo el mundo", dijo Pollini y añadió que, en este sentido, en la música ocurre lo contrario de lo que pasa con las artes visuales.

Pollini recordó sus experiencias de los años setenta en Italia, cuando junto con músicos como el compositor Luigi Nono y el director Claudio Abbado tocaba y explicaba música en pueblos y barrios obreros de la región de Reggió-Emilia, una corriente llamada "música realità" que hoy, dijo, debería inspirar "nuevas ideas".

"Deberíamos pensar en todas esas experiencias nuevas, y tener nuevas ideas en la programación de conciertos", opinó Pollini, que en su actual gira asiática lleva en sus programas no sólo obras de autores del siglo XIX como Schumann o Chopin, sino también de maestros del dodecafonismo del siglo XX como Schönberg y Webern.

Lo que le queda de los ideales que le movieron, hace décadas, a "extender el conocimiento de la música a gente que nunca había tenido ninguna experiencia, ni acceso, ni educación musical", sigue impulsando a Pollini a incluir repertorio contemporáneo en sus conciertos, aún ante públicos muy poco acostumbrados como el chino.

El motivo por el que los nombres de compositores como Pierre Boulez, Luigi Nono, György Ligeti, Karlheinz Stockhausen o Luciano Berio no son conocidos salvo por un público muy minoritario es que, "relativamente, no hay mucha valentía en los artistas para presentar obras de estos genios de la segunda mitad del siglo XX", señaló.

"Para los artistas jóvenes -añadió- es más fácil tener éxito tocando a compositores famosos del siglo XIX, porque son más populares y el público está acostumbrado a la tonalidad", por lo que el problema es sobre todo de educación, de falta de costumbre a otros lenguajes musicales.

Para Pollini "sería absolutamente necesario hacer que el público esté más informado sobre lo que está ocurriendo de verdad en la música, para que esté preparado para aceptar la obra de jóvenes compositores de vanguardia. Es una situación relativamente preocupante", afirmó.

Por su parte, Ozawa, otro conocido defensor de la música del siglo XX, bajo cuya batuta se estrenaron obras de creadores tan influyentes en la música actual como Olivier Messiaen o el propio Ligeti, coincidió con Pollini en que para programar música contemporánea son los músicos quienes deben volcar "mucha energía".

Ozawa puso como ejemplo las obras operísticas del checo Leos Janácek, habituales ahora, aunque "hace 20 años habría sido imposible", o el "Oedipus Rex", de Igor Stravinsky, que él mismo presentó en Japón hace dos décadas y que sorprendió a todos con un importante éxito de público.

"Debemos tener siempre algo de energía, de visión, o de esperanza, para presentar estas obras, y nosotros los intérpretes tenemos cierta responsabilidad de mostrar a la audiencia lo que los compositores están creando ahora", dijo Ozawa, y esto también ante públicos nuevos, más abiertos y receptivos como el chino.

"Cuando vine (a China) por primera vez, en 1976, todas las orquestas, de estudiantes y profesionales, tocaban sólo composiciones de autores chinos: ni Brahms, ni Beethoven, ni Mozart, ni Bach, nada", recordó.

"Sin embargo -concluyó- después de la Revolución Cultural, empezó un estallido y ahora aquí hay escuelas ¡sólo para pianistas!, con cientos de estudiantes cada una. Nunca escuché una cosa así, es una locura, es increíble la energía de este país".