El mundo flamenco hace un homenaje a Ramón El Portugués

AGENCIA EFE 02/05/2009 09:58

Será con dos conciertos que se celebrarán el 4 y el 11 de mayo en la sala Cardamomo de Madrid, en los que éstos, junto a otros artistas como Pepe Habichuela, José El Francés, Los Chunguitos, La Excepción, Belén López o Josemi y Juan Carmona, pretenden recaudar fondos para sufragar una operación de ligamentos de rodilla del cantaor y hacerle un homenaje cuando el cantaor cumple 50 años de vida artística.

"Llevo tres o cuatro años deambulando sin saber qué me pasaba, eso me desconcertaba, estaba melancólico, había perdido el rumbo del cante y no cogía ni la guitarra. Ahora que ya sé qué me pasa y que tiene una solución me han entrado unas ganas tremendas de cantar. En esos conciertos cantaré, si no canto yo, no cantará nadie", dice Ramón El Portugués en una entrevista con EFE.

Nacido en Mérida hace 61 años, El Portugués inició su carrera de niño.

Con poco más de diez años su tío, el gran cantaor Porrina de Badajoz, le hizo viajar a Madrid para trabajar con él en locales flamencos y fiestas privadas, en las que tuvo la oportunidad de aprender de las grandes figuras de la época.

"Venía la policía y yo dejaba el cante y me tenía que hacer pasar por botones, porque era muy de noche para un niño", recuerda Ramón El Portugués, de quien dicen que Camarón de la Isla aprendió algunos "giros" de voz. "Éramos uña y carne, dos fuentes con la misma agua, pero él mejoró lo que yo hacía".

"Yo he tirado mi carrera por los vicios, no he tenido continuidad, era muy rebelde y me gustaba ir a mi aire. Era bebedor y drogadicto. Si no me tomaba cinco o siete güisquis y me metía mis cositas en el camerino, no salía. Camarón tenía sus cositas, pero su mayor droga era el cante, era lo que más le gustaba del mundo, se metía en su estudio y se podía pasar todo el día escuchando cintas", cuenta.

Se quitó de todos sus vicios hace 16 años cuando se enganchó a la religión evangélica. "Soy la misma persona, pero estoy más clarito, tengo más luz. Con un vaso de agua se canta mejor", asegura este cantaor que dice que entre los cantaores gitanos y los payos hay diferencia. "Yo los distingo en cuanto los escucho en el metal de la voz, el de los gitanos es más rajao, más profundo".

En el escenario la improvisación le arrastra: "Yo a veces he intentado preparar las canciones de un concierto, pero en cuanto subo se me olvidaba todo", apunta mientras asegura que en su carrera ha contado con el reconocimiento "de los artistas gitanos y no gitanos". "Yo con el de ellos me doy por satisfecho", dice para asegurar después que no ha sido así con "algunos empresarios que son un poco mafiosos" y que sólo buscan defender "a sus artistas, como si fueran intocables".

Es padre del guitarrista Paquete, de La Barbería del Sur, con quien quiere grabar un disco, y de Israel Piraña, Ramón Porrina y Sabu, que tocan el cajón flamenco para Paco de Lucía, el primero, para Concha Buika, el segundo y para Diego El Cigala, el tercero.

Sobre los nuevos cantaores dice que hay "buenas voces a las que les falta afición" para aprender "los cantes de los viejos, que son como una universidad que hoy en día, con Internet, están al alcance de la mano". "Para aprender hay que empezar la casa por abajo para que no se caiga después y hoy quieren triunfar enseguida grabando un disco, ya no se escuchan ni los unos a los otros".