Las artes del mundo árabe llegan al público estadounidense con "Arabesque"

EFE 28/02/2009 20:00

Bajo este nombre, el mayor festival de artes árabes organizado en el hemisferio occidental reúne a más de 800 artistas de los 22 países que componen la Liga de Estados Árabes, con el teatro, la danza y la música como ejes centrales.

Los nueve escenarios del centro Kennedy de Washington sitúan las muestras del folclore tradicional a escasos pasos de distancia de propuestas tan contemporáneas como el videoarte o tan curiosas como la adaptación de la obra de Shakespeare al mundo árabe.

"Arabesque", que requirió una inversión de 10 millones de dólares y más de tres años de preparación, estará abierto al público en la capital hasta el 15 de marzo.

Para la comisaria del festival, Alicia Adams, se trata de una "oportunidad única" para mejorar, a través del arte, la imagen estereotipada que muchos estadounidenses tienen del mundo árabe.

"De la misma manera que el arte une a la gente, también abre la mente y desdibuja los prejuicios. El público observa estas exposiciones, que parten de realidades compartidas pero muestran voces diferentes, y responde muy bien", aseguró a Efe Adams.

El ejemplo más claro es, probablemente, el éxito de la obra de teatro "Alive from Palestine", una colección de historias cotidianas en la zona ocupada por Israel de la mano de la única agrupación de actores palestinos que existe en Ramala.

"La gente quiere conocer la realidad palestina. Existe una necesidad de comprender la situación, de no quedarse en el discurso de los medios de comunicación, que muchas veces está sesgado", afirmó Adams, que señaló que todas las actuaciones terminan con un coloquio en el que el público comparte sus impresiones.

Aunque el debate sobre el mundo árabe es parte del alma del festival, también hay espacio para el arte puro, para la estética.

De ello se encargan las exposiciones gratuitas desplegadas en las galerías del centro, como la del egipcio Alaa El Kashef, que sumerge al visitante en los sonidos de las calles de El Cairo, y la libanesa Lara Baladi, que invita a proyectar imágenes en un caleidoscopio gigante.

Además, el cubo gigante diseñado por el artista iraquí Hasan Masudy magnifica los trazos de la caligrafía árabe, que se transforma en poesía ilustrada en la muestra del diseñador kuwaití Farah Behbehani.

Los más de 40 vestidos nupciales típicos de los países participantes ponen el toque de color a las galerías, que también retratan la creciente presencia de las mujeres árabes artistas en la exposición "Rompiendo los velos".

El festival se propone además convencer a los paladares más exquisitos, a los que sugiere una inmersión en la gastronomía de algunos de los países participantes.

El elevado precio -entre 100 y 240 dólares- de las degustaciones culinarias, que tendrán lugar en las propias residencias de los embajadores de Marruecos, Egipto, Líbano, Arabia Saudí, Siria y Yemen, no ha impedido que las entradas se agotasen hace semanas.

"La respuesta no ha podido ser más positiva. Hemos tenido más demanda de la esperada en casi todas las propuestas, y el festival no ha hecho más que empezar", reconoció Adams.

El éxito no garantizará, sin embargo, una segunda edición del festival.

"El esfuerzo y el presupuesto han sido extraordinarios, y sería imposible convertirlo en una cita anual. Pero hemos conseguido ofrecer una visión general de esta región del mundo, y esperamos crear lazos con sus artistas para que sigan colaborando con el Kennedy Center", concluyó Adams.