"2012" y viernes 13, un caldo de cultivo ideal para los temores y las supersticiones

AGENCIA EFE 13/11/2009 21:08

Poco importa que la crítica especializada la haya maltratado o que el guión quede enterrado bajo sus imponentes efectos visuales, porque "2012" se dispone a arrasar en la taquilla, con estimaciones que van desde los 40 a los 50 millones de dólares en su primer fin de semana de exhibición.

Y en ese presumible éxito tendrá mucho que ver la atracción de muchos por el fin del mundo.

El 21 de diciembre de 2012 supondrá la terminación de un ciclo según el antiguo calendario maya, una fecha profética que en Internet ha generado un hervidero de teorías sobre el fin del mundo que giran alrededor de ese día, con portales como 2012endofdays.org, Survive2012.com, o December212012.com, que dibujan un escenario dantesco para la víspera de la Navidad de dentro de tres años.

"No hay mucha información acerca de lo que los mayas pensaban que ocurriría en 2012, pero el consenso es que habrá un gran cambio", explica Robert Bast, creador de la web Survive2012.com. "Para algunos significa un cambio positivo, espiritual. Otros, como yo, consideran que se predijo un evento catastrófico", añadió.

Grandes terremotos, una alteración radical del clima, guerras masivas, o el impacto de un asteroide como el que causó la extinción de los dinosaurios son los desencadenantes más populares que supuestamente acabarán con la sociedad tal y como la conocemos.

Incluso la web December212012.com se atreve a incluir a celebridades como Mel Gibson, Shirley MacLaine o la banda The Smashing Pumpkins entre sus seguidores.

Ante la alarma social creada en algunos círculos, hasta la NASA se ha visto obligada a intervenir para calmar los ánimos.

"Nada malo le ocurrirá a la Tierra en 2012", explicaron los especialistas en una lista de preguntas y respuestas publicada en su web oficial. "Los científicos de todo el mundo desconocen cualquier amenaza asociada a 2012", añadieron.

Eso incluye meteoritos, asteroides o alineamientos planetarios, según explicó la NASA, que dio a conocer el origen de esta profecía.

La historia comenzó con el supuesto descubrimiento por los sumerios del planeta Nibiru que, en su opinión, se dirigía a la Tierra. Ese incidente fue originalmente predicho para mayo de 2003, pero como no ocurrió nada, la fecha se pospuso a diciembre de 2012.

Fue entonces cuando estas hipótesis se relacionaron con el fin de un ciclo del antiguo calendario maya al término del solsticio invernal.

Emmerich da así su última vuelta de tuerca al género catastrófico, el mismo en el que ya se sintió como pez en el agua con "Independence Day" (1996), "Godzilla" (1998) y "The Day After Tomorrow" (2004).

Pero mucho antes de que este director alemán jugase a destruir la civilización, otros cineastas -con menos recursos y presupuestos- ya lograron inyectar el miedo en las venas al público de todo el mundo.

El género de catástrofes tuvo su época de oro en los 70, que alumbraron títulos como "The Towering Inferno", con Steve McQueen; "Earthquake", con Charlton Heston; o "The Poseidon Adventure", con Gene Hackman, poco después de que el terror a una guerra nuclear originase cintas como "On the Beach", con Gregory Peck y Ava Gardner, o "Dr. Strangelove", de Stanley Kubrick.

Pero el desarrollo de los efectos especiales hizo posible no sólo el resurgir de este tipo de cine en la década de 1990 -alimentado por la incertidumbre del fin del milenio-, sino también la tendencia a ampliar el campo de destrucción, que ahora permite, gracias a películas como la de Emmerich, comprobar cómo la Casa Blanca queda hecha añicos casi al mismo tiempo que el Tíbet.

En 1998 los enormes meteoritos de "Deep Impact" y "Armageddon" sumaron conjuntamente 900 millones de dólares en todo el mundo, y Steven Spielberg sumó casi 600 millones de dólares con la amenaza exterior de "War of the Worlds" (2004).

Lección aprendida: no hay nada mejor que un buen apocalipsis para barrer en la taquilla.