Un Real Madrid sin brillo derrota al Getafe

Informativos Telecinco/Agencias 22/09/2013 21:06

Los focos estaban dirigidos al galés, pero acabaron apuntando a Isco. El malagueño, que firmó un golazo para sentenciar al 'Geta' a media hora del final, fue lo mejor de un Madrid que prefiere "tres pases en lugar de 30" y que continúa sin patrón de juego, sin la capacidad de trasmitir a su grada, pero con la pegada que siempre definió a los merengues.

Incluso cuando no la tiene su delantero de cabecera. El Bernabéu, en un gesto poco habitual, arropó a Karim Benzema cuando fue sustituido por Morata. El francés, que no hubiera marcado en dos horas, fue lo peor de un Real Madrid que --sin embargo-- tiene un recorrido increíble, casi infinito si terminan de encajar todas las piezas.

Sin embargo, la primera en la frente la pegó el Getafe, por mediación de Lafita. El centrocampista azulón, que mantiene su idilio goleador con el coso blanco, batió a Diego López a los cinco minutos, una anécdota para los de Ancelotti, que rápido encontraron el camino del gol en la acción menos ortodoxa posible: un rechace en la línea que empujó Pepe.

Y a partir de ahí se desató el vendaval del Real Madrid, que alcanzó el descanso con una exigua ventaja merced a un penalti que transformó Cristiano Ronaldo. El portugués, que estrelló un lanzamiento de falta en las manos de Míchel, no falló desde los once metros y dejó helado al cuadro del Sur de Madrid, casi sin recursos y argumentado en el balón parado de Pedro León, un viejo conocido de la casa blanca.

ISCO SENTENCIA, CRISTIANO SE GUSTA

En el segundo acto, el Real Madrid acortó distancias y mejoró en el último pase, obra de Isco, que tiene duende, que hace fácil lo difícil y que ha comulgado a la perfección con la exigente grada del Bernabéu. El andaluz, con cinco goles en otros tantos partidos, quebró a dos rivales dentro del área y marcó por el palo largo; un disparo inalcanzable para Moyá.

Modric, que dio descanso a Illarramendi --quien sí se pudo estrenar en su nuevo estadio-- mejoró la versión merengue, impedida en la construcción, pero letal en el área contraria y Cristiano, con el tiempo cumplido y de tacón, cerró la cuenta de un Real Madrid que sigue dando pasos hacia el frente, pero con la indudable sensación de que el camino por recorrer aún es demasiado largo.