Líderes y ministros buscan recetas para salir de la grave crisis del empleo

AGENCIA EFE 15/06/2009 09:54

Los presidentes de Francia, Nicolás Sarkozy; de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, y de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, fueron algunos de los presidentes que intervinieron hoy ante la cumbre de la Organización Internacional del Trabajo (OMT), o que aglutina a gobiernos, sindicatos y empleadores y cumple 90 años en defensa de los derechos laborales.

"El llamamiento hoy es al liderazgo. El mundo no puede permitirse el lujo de que no vuelva la creación de empleo hasta varios años después de que comience la recuperación económica", advirtió el director general de la OIT, Juan Somavia, al inaugurar la reunión.

La necesidad de "una economía de mercado eficaz socialmente" y sin los excesos del pasado que llevaron a la catastrófica situación actual en el mundo fue defendida por Somavia como el elemento clave, junto con el diálogo social a todos los niveles, para hacer más corta la crisis del empleo.

La OIT parte de la base de que la recuperación del empleo necesita de 4 ó 5 años más que la recuperación del crecimiento económico, por lo que calcula que, si no se adoptan medidas, la crisis del desempleo durará hasta ocho años todavía.

Según las previsiones de la OIT, entre 39 y 59 millones de personas más perderán su empleo este año, hasta alcanzarse 239 millones de desempleados en el mundo.

Y sólo con los 45 millones de nuevas incorporaciones de jóvenes al mercado laboral cada año, se necesitaría crear 300 millones de empleos hasta 2015 para absorber este incremento.

En su intervención, Sarkozy llamó a establecer un nuevo orden social mundial y a no repetir los errores del pasado, aquellos de un "capitalismo que se volvió loco a fuerza de no someterse a ninguna regla".

"La regulación de la mundialización es la cuestión crucial", afirmó Sarkozy, quien agregó que quienes dicen que todo podrá seguir como antes cuando se resuelva la actual crisis económica y financiera "hacen un análisis totalmente suicida".

El presidente francés dijo que "el mundo no puede gobernarse sólo por la oferta y la demanda, renunciando a principios morales".

Y en esta nueva forma de Gobierno, según Sarkozy, la OIT debe tener derecho a decir la última palabra ante la OMC, el FMI o el BM cuando están en juego normas fundamentales que ella se encarga de respetar.

Sarkozy pidió, además, al G-20 que respete los compromisos asumidos para reformar el capitalismo financiero, de modo que se va vaya más lejos para "reconstruir un sistema financiero que financie antes a los emprendedores que a los especuladores".

Cristina Fernández, que intervino después de Sarkozy, planteó que la mejor estrategia para afrontar la crisis económica mundial pasa por "mantener el vínculo laboral" de los trabajadores e impedir su despido.

"Todo dirigente político debe impedir que se rompa el vínculo laboral porque luego cuesta mucho reconstruirlo" y porque "cada trabajador es también un consumidor", señaló.

Fernández sostuvo que la estrategia global para afrontar la crisis debe pasar por la defensa del trabajo y "por volver a utilizar el crédito internacional en planes sólidos de infraestructura".

Lula da Silva criticó, por su parte, que las instituciones financieras internacionales no tengan recetas para superar la crisis económica mundial.

Y consideró esencial que se cambie un sistema que hasta la fecha "priorizaba la especulación por encima de la producción, y que además permite actuar con toda libertad a los paraísos fiscales".

Acerca de la crisis del empleo, dijo que la previsión de que este año haya más de 50 millones de nuevos desempleados puede hacer aumentar la xenofobia y que los trabajadores inmigrantes se conviertan en chivos expiatorios.

Por ello, señaló que "ha llegado el momento de elaborar nuevas propuestas, de que cada responsable político de sugerencias, el G-20 haga propuestas concretas y se cree un amplio debate en el marco de la ONU para salir de la crisis".

Lula y Sarkozy discutieron precisamente en un almuerzo hoy sobre cómo concretar las decisiones tomadas por el G-20 para salir de la crisis.