Confebask cree que "no cabe el silencio" ante "cuestionables conductas" de representantes empresariales

EUROPA PRESS 17/10/2014 13:27

El presidente de la Confederación Empresarial Vasca, Confebask, ha asegurado que "no cabe el silencio" ante las "cuestionables conductas" mantenidas tanto por empresarios como por representantes empresariales, "tan alejadas de la ejemplaridad" y se ha mostrado preocupado por el posible "efecto" sobre el colectivo empresarial vasco.

Además, ha defendido que "son las propias instituciones afectadas" las que "deben alzar la voz para denunciar lo que ocurra" y para, "cuando éstas existan, erradicar de su seno conductas que a todos lastiman y perjudican".

En un artículo publicado en su blog, el dirigente de la patronal vasca ha mostrado su preocupación por las "cuestionables conductas que se han conocido" de "determinados empresarios y representantes empresariales", por "el efecto que puedan tener sobre el colectivo empresarial vasco y sus organizaciones".

A su juicio, son conductas que, "aun estando tan alejadas de la ejemplaridad, compromiso e intachable buen hacer que en todo momento han demostrado los empresarios vascos, acaban ensombreciendo una tarea que ya de por sí nunca ha sido fácil en nuestra Comunidad". Además, ha afirmado que "ante este cúmulo de situaciones no cabe el silencio".

Lujua, que ha realizado estas reflexiones junto a otras más genéricas en las que lamenta los caos de "corrupción, despilfarro, malversación de fondos públicos o privados, abuso de poder, especulación, prevaricación o evasión fiscal", ha considerado que "junto a la sociedad", son las propias instituciones afectadas las que "deben alzar la voz para denunciar lo que ocurra" y para, "cuando éstas existan, erradicar de su seno conductas que a todos lastiman y perjudican".

"Es preciso recomponer la confianza rota, recuperar la credibilidad, aplicar bisturí y trasparencia y poner en valor el trabajo, la responsabilidad y el comportamiento de aquellas otras personas e instituciones, la gran mayoría, que desde el afán de servicio y la preocupación por lo colectivo tratan cada día de solucionar los problemas y mejorar las cosas", ha dicho.

En su opinión, "como sociedad" no se puede "caer en la desesperanza, la desconfianza o la frustración" ni "poner en riesgo tantos esfuerzos" o lo que "entre todos" se ha "contribuido a construir". "Conseguirlo pasa necesariamente por una regeneración ética, por rehabilitar la dignidad y gestionar con responsabilidad y honestidad los recursos disponibles", ha asegurado.

Por ello, cree preciso "recuperar los valores y principios" que "dan soporte, por buscar los consensos necesarios para atender los problemas reales, por aplicar férreos controles que impidan los comportamientos deshonestos y por no mirar nunca hacia otro lado".

CONDUCTAS

El presidente de Confebask ha recordado que "vienen siendo, desgraciadamente, muchas las conductas, actuaciones y actitudes" que en los últimos tiempos "están sorprendiendo e indignando a partes iguales a la ciudadanía española al respecto de determinados líderes políticos, institucionales, empresariales o sindicales, hasta el punto de considerarse ya la corrupción como uno de los principales problemas".

"La presunción de que en muchos de los casos aparecidos todavía puede haber una gruesa madeja que desenredar, de que los controles han brillado por su ausencia, la existencia de arbitrariedades, complicidades, encubrimientos o indiferencias que han posibilitado la pervivencia en el tiempo de lo que estaba pasando, junto a una sensación de impunidad que solo ahora empieza a romperse están produciendo, además, un distanciamiento sin precedentes entre los poderes públicos, las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía que, como se está viendo, son también el mejor caldo de cultivo para la demagogia y el populismo", ha dicho.

Además, ha advertido de que "en tiempos de crisis, estrecheces y penurias, de angustia y sufrimiento para tantas personas y familias", el descubrimiento "un día sí y otro también de escándalos y corruptelas tan rechazables, como injustificables" generan "un deterioro sin parangón en la vida público-institucional".

"Si a ello le sumamos la lejanía existente entre el discurso político y corporativo respecto de los problemas y preocupaciones reales de la sociedad, la incapacidad para alcanzar consensos y tender puentes que permitan afrontar mejor y más colectivamente dichos problemas y la desafección general hacia los poderes establecidos, el análisis de la realidad se torna todavía más desalentador", ha añadido.

Aunque ha apuntado que los comportamientos "poco éticos o directamente delictivos" son "geográficamente universales y de todos los tiempos", ha afirmado que "el grado de penetración alcanzado y su conocimiento público cuando la sociedad está precisamente más dolida y sensible por lo que le está tocando sufrir, agudiza su demoledor efecto sobre el ánimo colectivo y sirve como catalizador de un descontento y una indignación general en la que prácticamente todos nos sentimos ya incluidos y reflejados".

Ha lamentado "la triste circunstancia" de que estos comportamientos "acaban afectando negativamente a la consideración y legitimidad social de todos aquellos que en muy diversos ámbitos tienen responsabilidades públicas o de representación".

"No en vano, aun siendo muchas de éstas conductas individuales y puntuales, su capacidad contaminadora se extiende al conjunto del sistema, incidiendo en la imagen y reputación general, algo tan injusto, como sin duda preocupante", ha concluido.