Garamendi reconoce que la CEOE necesita un "lavado de cara" tras los casos de Fernández y Terciado

EUROPA PRESS 13/11/2014 14:30

Garamendi, en declaraciones a Europa Press, ha indicado que ese "lavado de cara" en la CEOE pasa por que la organización gane en independencia, ya que de ese modo se plantearán las cosas que realmente necesitan los empresarios y se estará al lado de las instituciones "en los momentos oportunos".

El presidente de Cepyme, que fue elegido ayer por el Comité Ejecutivo para ocupar este puesto, considera que tanto lo sucedido con su antecesor, Jesús Terciado, como con Arturo Fernández son "casos puntuales".

"Las noticias diarias (sobre corrupción) son tremendas y quiero pensar, y creo que es así, que la mayoría de los políticos no son así, como creo que la mayoría de los empresarios tampoco lo son. Casos como éstos en CEOE, que yo sepa, no hay más", ha defendido.

En su opinión, el Código Ético de CEOE es bueno, pero si se aplica. "Yo creo en el Código Ético, no en el estético. Si sólo está escrito y no se aplica, sólo es estético", ha señalado.

En todo caso, Garamendi ha indicado que, en función de las circunstancias, hay que aplicarlo de una manera o de otra, pero ha recordado que uno de los artículos del Código Ético hace referencia a que se puede apartar a alguien de la organización cuando está dañando la reputación de la misma.

También considera que ha faltado "generosidad" en los implicados. "La gente tenía que haber sido más generosa y decir que se iba porque estaba haciendo daño a la organización. Una cosa es que te apliquen el Código Ético y otra que tú también puedas ser más generoso", defiende.

En el caso concreto de Arturo Fernández, Garamendi distingue entre el uso de las tarjetas 'black' de Caja Madrid y su faceta de empresario. En ese segundo aspecto asegura que es "más condescendiente" porque se trata de un empresario que ha generado mucho puestos de trabajo y al que en un momento dado le ha ido mal en su negocio.

Así, entiende que no está bien castigar y condenar a un empresario porque le haya ido mal con sus empresas, algo que le puede suceder a cualquier persona que monte un negocio. "En Estados Unidos, el fracaso no se castiga como en España, se le dan más oportunidades. Arturo Fernández, como empresario, me merece todos los respetos y eso no tiene nada que ver con lo otro", asegura.