GM y Chrysler aseguran que el cierre de los concesionarios es clave para sobrevivir

AGENCIA EFE 04/06/2009 00:00

El presidente y principal ejecutivo de GM, Fritz Henderson, y el presidente de Chrysler, James Press, acudieron hoy ante el Comité de Comercio del Senado para explicar los planes de viabilidad de ambas empresas y cómo piensan ayudar a los concesionarios afectados por el cierre.

La quiebra de ambas empresas pone en riesgo a concesionarios que, en su conjunto, emplean a más de 100.000 personas en todo el país.

El proceso de reestructuración es "difícil y doloroso", pero contribuirá a la viabilidad de GM y a su meta de tener "menos concesionarios, pero más fuertes", afirmó Henderson al inicio de la audiencia, repleta de periodistas y representantes del sector.

Henderson explicó que a GM no le quedaba ninguna otra opción, ya que la empresa enfrenta desde las últimas dos décadas una férrea competencia del exterior y problemas asociados con la volatilidad del mercado energético.

La realidad que enfrenta ahora es innegable: la empresa debe reinventarse, aunque eso suponga grandes sacrificios "para toda la familia de GM", incluyendo a los concesionarios, observó Henderson.

En la actualidad, GM cuenta con aproximadamente 6.000 concesionarios en Estados Unidos, en comparación con 1.240 de Toyota y 3.358 de Ford.

Según Henderson, GM prevé quedarse con entre 3.500 y 3.800 para fines de 2010, y parte del cierre de los concesionarios se debe a que la empresa eliminará o venderá las marcas de Hummer, Pontiac, Saab y Saturn.

El presidente y principal ejecutivo de GM insistió en que, aún con los recortes, tendrán "la red de concesionarios más grande y extensa del país, incluso mayor que cualquiera" de sus "rivales", como Toyota, Honda, Nissan, Ford y Chrysler.

Chrysler, que en 1992 contaba con 4.923 concesionarios, piensa cerrar 789 concesionarios para el próximo martes, del total de 2.392 que posee ahora.

También Press ofreció un mea culpa a los concesionarios al señalar que "lo último que Chrysler hubiese querido es declararse en bancarrota", pero que su plan de reestructuración "es necesario para salvar la compañía".

En tiempos de una "depresión para la industria automotriz", el concesionario que no vende muchos vehículos termina siendo una carga para la empresa, y se lamentó: "porque si ellos no venden, nosotros tampoco".

Chrysler, que está perdiendo 100 millones de dólares a diario, intenta amortiguar el golpe para los concesionarios afectados mediante un plan que facilite la redistribución del inventario de vehículos que no se hayan vendido antes del "Día D".

En la misma audiencia, John McEleney, presidente de la Asociación Nacional de Concesionarios de Automóviles (NADA, por si sigla en inglés), criticó las drásticas medidas de las dos empresas, ante el anémico estado de ventas en los concesionarios.

GM y Chrysler, otrora líderes mundiales en el sector automotriz en las décadas de 1940 y 1950, han perdido una cuota sustancial del mercado debido a la competencia exterior. Ahora, tras declararse en bancarrota, afrontan una lucha existencial a largo plazo.

El presidente del Comité, Jay Rockefeller, y otros líderes del Senado, consideraron injusto que el Gobierno haya salido al rescate de GM, para que ahora esta y Chrysler abandonen "sin aviso previo y sin ayuda" a sus clientes y a los concesionarios.

De los "Tres Grandes de Detroit", solo Ford no ha solicitado ayuda federal, ni se ha declarado en bancarrota.

El Gobierno de Washington tendrá participación mayoritaria (60 por ciento) en GM, que prevé salir de la bancarrota convertida en una empresa "más pequeña, más ecológica y más eficiente" en un plazo de entre 60 y 90 días.

Mientras, un tribunal federal aprobó la venta de la mayoría de los activos de Chrysler a la empresa italiana Fiat, aunque algunos acreedores intentan frenar el proceso en los tribunales.

GM divulgó hoy un anuncio publicitario en el que promete que saldrá fortalecida de la crisis y pide la confianza de los clientes.