Sí, hoy alcanzaremos los 40 grados, pero no estamos ante una ola de calor

Marcos Fernández* I FOTO: Twitter / REUTERS / AEMET 09/06/2016 11:05

Esta es, sin duda, la semana más calurosa en lo que llevamos de año, junto antes de terminar la primavera para dar la bienvenida al verano astronómico, que empezará en pocos días. Las temperaturas han ascendido de forma progresiva y ya se han rozado los 40 grados. Montoro (Córdoba) marcaba este pasado miércoles 39,4ºC; Granada, 39,1ºC, la misma temperatura que Badajoz.

Calor. Mucho calor en la Península en el primer episodio de canícula de 2016. Sin embargo, al contrario de lo que podamos pensar los valores que hemos alcanzado y que, probablemente, superarán el pico de los 40 grados antes de descender y situarse en valores menos asfixiantes, no responden a una ola de calor.

El hecho de alcanzar de forma puntual temperaturas significativamente altas a lo largo del verano, o en primavera, no significa que en cada una de esas marcas se nos eche encima una ola de calor.

Es importante saber distinguir bien entre una ola de calor y un episodio de calor. Para hablar de la primera podemos poner un ejemplo muy cercano en el tiempo: la ola de calor de 2015, que hasta la fecha ha sido una de las más duraderas desde que se tienen registros, no solo por los valores máximos alcanzados sino porque las mínimas se mantuvieron en valores tropicales (por encima de los 20 o 21 grados) durante varias semanas consecutivas en numerosos observatorios de Aemet.

Desde finales de junio de 2015 hasta finales de julio el calor persistió de tal manera que, por ejemplo, Madrid no bajó de los 35 grados durante 14 días consecutivos. La situación fue peor en capitales como Zaragoza donde se superaron los 40 grados en varias ocasiones durante esta ola de calor alcanzando una máxima histórica de 44,5 grados el 7 de julio. La capital maña se quedó muy cerca del valor absoluto más alto que se midió en la interminable ola de calor de 2015: los 45,2 grados de Córdoba, que se quedó a las puertas de batir su registro histórico de 1995: 46,6 grados.

Ese año fue precisamente uno de los más calurosos desde que hay registros. Entre los días 19 y 26 de julio numerosos observatorios rompieron sus récords de calor. Sevilla igualó la marca infernal de Córdoba. Madrid registró 42,2 grados y Valladolid superó los 40.

En ambas ocasiones podemos hablar de una ola de calor. Para diferenciarla de un episodio pasajero de altas temperaturas, Aemet define una "ola de calor" como un episodio de, al menos, tres días consecutivos, en el que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”.

Los valores alcanzados esta semana no van a superar ese umbral ni tendrán una duración superior a las 72 horas aunque nuestra impresión sea de calor sofocante. De hecho, a partir del viernes las temperaturas inician un descenso a valores más apropiados para el mes de junio, aunque posteriormente volverán a ascender pero, en ningún caso, a los valores de canícula de la primera mitad de la semana con registros propios de mitad del mes de julio o principios de agosto.

LA AEMET espera un verano normal, sin olas de calor

Generalmente, las olas de calor llegan de la mano de bolsas de aire muy cálido que ascienden desde el norte del continente africano. Estas invasiones se quedan aisladas sobre la Península en ausencia de inestabilidad o de una masa de aire más frío que la reemplace e impida que permanezca sobre nosotros.

El anticiclón de las Azores favorece, desde su posición, que las masas de aire frío circulen por latitudes más altas dejando la Península a merced de la entrada de las masas de aire cálido.

Según la previsión estacional de Aemet, este verano no esperamos grandes invasiones de aire cálido sobre la Península, aunque tendremos jornadas de calor intenso, como corresponde al verano. Pero, en principio, este será un verano normal sin grandes olas de calor.

Para hacernos una idea de la frecuencia con que este fenómeno se repite en nuestro país podemos hacer un repaso de la serie que abarca desde 1975 hasta la actualidad. En todo este tiempo hemos sufrido 80 olas de calor, según los registros de Aemet: 45 se han registrado en la Península, Baleares, Ceuta y Melilla. El resto, 35, han afectado a las Islas Canarias donde las invasiones de aire cálido también son frecuentes procedentes del Sáhara y acompañadas, en ocasiones, por la calima. Este meteoro contribuye a generar un ambiente más asfixiante.

A pesar de que en el recuerdo queda la ola de calor de 1995 y la de 2015, estas no han sido las peores. El podio lo ocupa la de 2003, que causó miles de muertes en todo el continente europeo, ya que no solo afectó a Europa. Se extendió del 30 de julio al 14 de agosto, justo en el último tramo de la canícula, y se extendió por toda la Península.

* Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.