Las mariscadoras recuerdan la desolación días después de los incendios de 2006. La turbidez del agua presagia que no se avecinan buenos tiempos precisamente ahora cuando el marisco cotiza más alto. Esperan que no lleguen más lluvias torrenciales que les amarguen estas fechas tan señaladas.
Las lluvias que tuvieron lugar tras los incendios, arrastraron gran parte de estas cenizas y deshechos a los bancos marisqueros. Este fenómeno, la lluvia o lava negra, se denomina popularmente como 'chapapote de monte'.
Todas esas maderas quemadas y cenizas flotan en las riadas que se forman cuando llueve torrencialmente justo después de apagarse un incendio. Aparecen como enormes coladas que bajan por los arroyos y tiene el aspecto similar a una materia viscosa, similar al chapapote, lava etc.
A veces hasta taponan completamente los cursos fluviales y se crean capas de incluso un metro de espesor de cenizas que impiden la correcta oxigenación del agua,matando muchos peces. Si llega al mar, también al marisco, que es muy sensible tanto a los cambios de salinidad, como de concentración de partículas.
El precio del marisco se dispara a las puertas de las Navidades. El temporal y la fuerte demanda no han ayudado; las angulas alcanzan ya los 100 euros el kilo, un precio que puede indigestar cualquier economía. Pero siempre hay alternativas más económicas, como la merluza. El marisco es un manjar que vuelve a muchas casas sólo en Navidad.