Lo has oído desde niño pero, ¿sabes qué es de verdad el anticiclón de las Azores?

Martes Fernández 17/07/2016 09:30

¿Por qué hace tan buen tiempo en verano en España?

Por su culpa. El anticiclón de las Azores es el responsable de que quieras pisar la playa o la piscina cuanto antes. Garantiza el sol en nuestras costas y también un periodo de canícula (del 15 de julio al 15 de agosto) donde las temperaturas alcanzan los valores máximos del año, especialmente, en el interior donde cae a plomo. Solo las tormentas aportan alguna novedad y ayudan a aliviar el intenso calor de los veranos españoles.

¿Por qué se llama así?

Su nombre se debe a que se origina en el archipiélago de las islas Azores, expandiendo su radio de acción desde Atlántico hasta nosotros. No solo lo hace en verano sino que a veces es el culpable de la estabilidad en invierno. De manera gráfica podríamos decir que actúa como una barrera potentísima que nos protege constantemente de la entrada de las borrascas desde el Atlántico. Solo cuando se desplaza hacia el sur abre la puerta a las lluvias que riegan la Península de oeste a este.

No está ubicado en la mitad norte del Atlántico por casualidad, sino que su presencia se debe a la circulación general que rige la atmósfera. Esta dinámica determina su formación en las zonas intertropicales, es decir, en torno al ecuador.

Pero no todo es bueno: también crea ‘boinas’

No es oro todo lo que reluce. La presencia constante de un escudo como este da lugar a problemas. Periódicamente, el ‘sol, sol y más sol’ hace que seamos propensos a periodos de sequía y episodios de alta contaminación en las grandes ciudades. La famosa ‘boina’ de Madrid es consecuencia directa. El anticiclón aporta tanta estabilidad que impide que el aire se renueve y limpie la atmósfera.

¿Dónde se va en invierno?

Decimos que es un anticiclón dinámico: no ocupa la misma posición en verano que en invierno. Es decir, durante el verano (en ausencia de masas de aire frío) se refuerza y se desplaza hacia el norte, abarcando con claridad la Península Ibérica. De ahí también que tengamos noches tropicales (con temperaturas nocturnas superiores a los 21-22 grados), sobre todo, si además nos visita una masa aire africano.

En invierno, el anticiclón se retira hacia latitudes situadas más al sur, en el entorno de las Islas Canarias, dejando la puerta abierta a la entrada de las borrascas que pueden barrer de oeste a este la Península.

Sin embargo, en ocasiones, nos sorprende y se refuerza de tal manera que da lugar a periodos prolongados de tiempo seco y soleado con heladas generalizadas de madrugada debido a la ausencia de coberturas nubosas que impiden que el calor acumulado durante las horas de sol se conserve. Y también favorece la formación de nieblas muy persistentes que pueden tardar días en levantar. En Castilla y León, especialmente, conocen muy bien este fenómeno cuando el anticiclón nos visita más de la cuenta.

¿Y qué pasa con las lluvias?

Este escudo tiene límites. Por los bordes del anticiclón se desvía cualquier tipo de perturbación hacia prácticamente el norte de Francia. Las Islas Británicas y el Canal de La Mancha son las vías de entrada por las que la inestabilidad accede al continente europeo en los meses de julio y agosto. Por eso tenemos un tiempo tan marcadamente diferente entre el sur y norte de la fachada atlántica europea.