Una faena de ensueño a cargo de "Morante de la Puebla" en Las Ventas

AGENCIA EFE 21/05/2009 21:36

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de Juan Pedro Domecq, justos de presencia, bajos de raza, sin fuerzas y yendo a menos hasta apagarse, a excepción del sexto, que duró más y con clase. Segundo y tercero fueron sendos sobreros de José Vázquez, ambos también deslucidos.

José Antonio "Morante de la Puebla": cuatro pinchazos, casi media y descabello (silencio tras un aviso); y pinchazo y estocada ligeramente desprendida (una oreja tras un aviso).

José María Manzanares: estocada (silencio); y gran estocada (ovación).

Rubén Pinar, que confirmaba la alternativa: media estocada caída (silencio); y estocada caída (silencio).

En cuadrillas, buenos pares sueltos de Pepín Monge en el segundo, Juan José Trujillo en el tercero y Curro Javier en el quinto, sin llegar a desmonterarse ninguno de los tres.

La plaza tuvo lleno de "no hay billetes" en tarde de nubes altas y calor.

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ALBOROTO

Como una premonición, se llamaba "Alboroto" el cuarto toro. Ni pintiparado le vino el nombre. Pues menuda la que formó con él su matador, "Morante de la Puebla".

No fue nada del otro mundo, al contrario, toro muy escaso en casi todo. Tuvo nobleza, eso sí, pero poco fondo, muy apuradas sus fuerzas y en la frontera de la mansedumbre.

Hay que entender que fue "medio toro", o quizás ni eso. Sin embargo, más que suficiente para "Morante". Porque siendo corta la faena, resultó tan intensa que, por momentos, se hizo eterna. Y de este último término se deriva otro que la califica con tanta rotundidad o más: histórica.

No hace falta decir que la clave fue el torero, la gracia alada de su capote, la genialidad de su muleta, la magia y el duende de uno y otra, el misterio y la locura.., una delicia de toreo.

"Morante" se olvidó del cuerpo, como dicen que dijo Juan Belmonte cuando definió la pasión del toreo en base a la estética y la entrega. El valor para crear arte con el toro es el de darse a él sin reservas, "vaciar" el alma en la interpretación renunciando incluso a planteamientos técnicos previos. Cada vez que pasó el toro, una escultura en movimiento. Inenarrable. ¿También irrepetible?

Fue desde luego un no va más, dejando volar la imaginación de la plaza en cada lance y muletazo a un extraordinario arrebato.

Contarlo ahora puede parecer vano y hasta presuntuoso. Sería como pararse a analizar la métrica de una obra poética cumbre. El mensaje es lo que importa, en la poesía y esta vez también en el toreo de "Morante".

Para el primer estallido hundió el mentón en tres verónicas y media de antología. Un delicado galleo por chicuelinas, pura filigrana. Primer quite, por verónicas de las que el poeta llamó "de alhelí". Más allá un lance suelto, especie de revolera. Y nuevo quite por chicuelinas.

Irresistible el contento en la plaza. Pero todavía habría más con la muleta. Apertura de faena con dos por alto, y la trincherilla. Una tanda fundamental por el lado derecho, corriendo la mano con extrema despaciosidad, y a partir de ahí mucha improvisación. Dos naturales, espaciados pero interminables.

El toro se venía abajo por momentos, y en el recurso del encimismo, un inoportuno desarme. Y ahora "cositas" sueltas, dos naturales más y un delicioso pasaje de toreo a dos manos por arriba. Se cruzó un pinchazo antes de la estocada, pero la petición de oreja fue unánime. Y la vuelta al ruedo, de clamor.

Naturalmente que no vale la pena entrar en otras consideraciones de la corrida. El mismo "Morante" apenas se esmeró con su inválido y deslucido primero.

Manzanares hizo un esfuerzo baldío con un primer toro muy quedado y otro que no dejó de pegar cabezazos. A éste, eso sí, lo mató de una extraordinaria estocada que va a contar para muchos jurados en el premio de este apartado.

Y el confirmante Pinar, sencillamente mal, se le podría disculpar en el de la ceremonia que no pasó de la medias arrancadas, pero naufragó en el último, el toro de la tarde, con el que no se acopló, citando al hilo, a media altura y tropezándose mucho.

Qué más da. Al fin y al cabo "Morante" lo redimió todo.