En declaraciones divulgadas por la agencia oficial de noticias Irna, el presidente iraní insistió en que el resultado de las elecciones - en las que obtuvo el 62 por ciento de los sufragios- constituye "un referéndum" sobre la política desarrollada en los últimos cuatro años.
"La nación iraní es la que ha salido vencedora y los enemigos, a pesar de sus conspiraciones para acabar de una manera fácil con el régimen, han fracasado", afirmó el mandatario.
La controvertida reelección de Ahmadineyad ha sido denunciada por la oposición como fraudulenta y ha desatado las mayores protestas en los treinta años de existencia de la República Islámica en Irán.
Nada más conocerse los resultados oficiosos, cientos de miles de iraníes salieron a la calle para protestar, marchas que fueron reprimidas con violencia por la Policía y los grupos de milicianos islámicos "Basij".
En los disturbios murieron al menos una veintena de personas -según cifras oficiales- y miles resultaron detenidas en todos los rincones del país.
El régimen teocrático iraní ha acusado a los países occidentales, y en particular a Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido de espolear los incidentes e interferir en los asuntos internos de Irán para tratar de provocar lo que denomina como una "revolución de terciopelo".
Ha sido especialmente duro con Londres, a cuyo gobierno ha acusado de azuzar el conflicto.
El régimen iraní expulsó la semana pasada a dos diplomáticos británicos y al corresponsal permanente de la BBC por su supuesta implicación en las protestas.
Además, el lunes arrestó a ocho empleados iraníes de la embajada británica en Teherán por los mismos cargos, e incluso anunció que se estaba replanteando el nivel de las relaciones con Londres.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Miliband, anunció hoy que ambos países trabajan para tratar de reducir la tensión.
Tras dos semanas de protestas de la oposición, el Consejo de Guardianes admitió el lunes que se habían producido pequeñas anomalías, que consideró "habituales" en todo proceso, pero que no afectaban al resultado, y que por lo tanto podía oficializar la victoria del presidente.
El portavoz de los Guardianes, Abbas Ali Kadkhodai, advirtió hoy que ya no existe vía legal para reclamar y advirtió a los candidatos derrotados de que, en caso de proseguir con sus acciones de protesta, podrían ser juzgados.
"Según la Constitución iraní, el Consejo de Guardianes es el máximo órgano Ejecutivo en materia electoral. El Consejo ha revisado todas las quejas y ha aprobado los resultados de forma unánime", explicó en rueda de prensa.
"El asunto está cerrado (...) en caso de que se sigan animando los rumores de fraude, deberá intervenir el Poder Judicial", subrayó.
En la misma línea se expresó el ayatolá Ahmad Jannati, considerado uno de los clérigos más conservadores del régimen iraní.
"El Consejo de Guardianes es la única vía legal. Así que parece que las protestas sobre las elecciones presidenciales han llegado a su punto final", afirmó Jannati.
"Todos aquellos que creen en el sistema islámico y respetan la ley deben aceptar el veredicto. Si alguien se opone, quiere decir que se opone a la ley, que la desestima y que sólo busca alcanzar sus objetivos por la fuerza", agregó.
Jannati, al que cita la agencia de noticias local Fars, pidió el pasado viernes un castigo "ejemplar" para los "alborotadores" y un control más estricto de la prensa extranjera, a la que señaló como culpable.
El principal candidato derrotado, Mir Husein Musaví, volvió hoy a pedir que se repitan los comicios pese a la decisión del Consejo de Guardianes.
En un comunicado divulgado en la página web "Kalam news", Musaví insiste en la formación de un comité independiente que examine las quejas de fraude e investigue los cruentas protestas que han sacudido el país tras las presidenciales.
"Pese a la declaración del Consejo de Guardianes, la posición de Musaví no ha cambiado y es la misma que expresó en la carta presentada el pasado 27 de junio", afirma el documento, firmado por su gabinete de prensa.
Sin embargo, se desconoce si el líder reformista piensa continuar adelante con sus protestas.