El Ejército que dio por vencida a la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) y por muertos a todos sus líderes, anunció que la victoria fue celebrada en Colombo por parte de la mayoría cingalesa.
Según datos oficiosos de la ONU, 6.500 civiles han muerto a causa del fuego cruzado y los bombardeos del Ejército desde principios de año, cuando recrudeció su ofensiva contra el LTTE.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que había mostrado su disposición para viajar a la isla si ello servía para aliviar el sufrimiento de los civiles, finalmente visitará Sri Lanka el 23 y 24 de mayo, según se anunció hoy.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha emitido dos declaraciones en menos de un mes en un intento de proteger a los civiles víctimas de los combates, en la última de las cuales instaba al Gobierno a cumplir su compromiso de no usar artillería pesada contra el último reducto del LTTE.
Pero Rusia y China, miembros del Consejo de Seguridad, consideraban que la guerra es una cuestión interna y que no suponía una amenaza para la paz internacional, por lo que se opusieron a presionar más al Gobierno de Colombo.
Mientras, la Unión Europea (UE) pidió hoy una investigación internacional independiente para averiguar si se ha producido una violación del derecho humanitario durante los combates.
"Los responsables deben ser llevados ante la Justicia", clamaron los ministros comunitarios.
La diplomacia europea ya intentó en vano arrancar del Gobierno una tregua para permitir la salida de civiles de la zona de combates con una visita a la isla a finales de abril de los ministros de Exteriores del Reino Unido, David Miliband, y de Francia, Bernard Kouchner.
Los enviados europeos seguían a una delegación enviada por la India y precedieron a otras de representantes de Japón y de la ONU.
Un trabajador humanitario sobre el terreno dijo a Efe, que el Gobierno tenía claro que no iba a parar hasta liquidar al LTTE pese a las visitas de diplomáticos, que ha sabido recibir y despedir sin que influyeran en su decisión.
La presión que podría hacer Japón, "el primer país donante" de la isla, preocupaba más al Ejecutivo, según la fuente, pero ésta no se produjo durante la visita del enviado Yasushi Akashi.
Otro país clave, la vecina India, "se la tiene jurada al LTTE" -recordó la fuente- desde que en 1991 el entonces primer ministro Rajiv Gandhi falleciera en un atentado suicida del LTTE en la región de Tamil Nadu, en la punta meridional del gigante asiático.
Líderes del Partido del Congreso han insistido en tachar de "terrorista" al LTTE durante los últimos años, si bien en las últimas semanas el Gobierno indio ha expresado su "preocupación" por los civiles afectados por el conflicto.
Los analistas en la India preveían que el ataque final a la guerrilla en Sri Lanka coincidiría con el final del proceso electoral en la India, donde el partido de la viuda de Rajiv, Sonia Gandhi, se ha garantizado un nuevo mandato.
La India se implicó en la guerra en 1987, cuando accedió a desplegar tropas de paz en el norte de la isla y firmó un acuerdo con Sri Lanka, que se comprometió a devolver autonomía a las provincias, entre otras cesiones.
Hoy, tras constatar que el LTTE ha sido vencido, la India aseguró que "trabajará con el pueblo y el Gobierno de Sri Lanka para dar ayuda a los afectados por este conflicto y para rehabilitar a todos los desplazados", según un comunicado del Ministerio de Exteriores.
En la nota, el Ejecutivo indio consideró que ahora sí ha llegado "el momento de tratar las raíces" del conflicto y emprender "pasos políticos, dentro del marco de la Constitución, hacia la devolución de poderes" a todas las comunidades del país, "incluida la tamil".
La mayoritaria etnia cingalesa, de fe budista, domina el aparato estatal desde la independencia de la isla y el nacimiento del LTTE vino aparejado al resentimiento de la minoría tamil por decisiones gubernamentales como la imposición del cingalés como lengua oficial del Estado en la década de 1950.
Un país activo en el intento de resolver el conflicto, Noruega, no ha vuelto a intervenir desde que auspició las negociaciones de paz entre ambos bandos tras la firma del alto el fuego en 2002, que ni el Gobierno ni el LTTE respetaron.
Con las manos libres y aprovechando las escasas implicaciones geoestratégicas de esta larga guerra a escala mundial, el Gobierno renunció al diálogo en octubre de 2006 y ha liquidado el conflicto con las armas.