Avancem ha entregado esta misiva en la sede del partido en la calle Nicaragua de Barcelona después de que la dirección socialista haya decidido arrinconar a los tres diputados críticos en la Cámara catalana, ya que los ha cambiado de escaño para sentarlos juntos en la última fila que corresponde a los socialistas catalanes, la que comparten con C's.
En la carta se defiende que la dirección socialista no debería poder tomar este tipo de decisiones sobre los díscolos porque "forma parte del mismo conflicto y utiliza su superioridad jerárquica" para imponer su criterio.
Los díscolos han entregado dos cartas con prácticamente el mismo contenido: una, dirigida al presidente de la Comisión de Garantías, Joan Torres, órgano que decidirá en las próximas semanas el futuro de los díscolos; otra, dirigida al líder del partido, Pere Navarro, y a sus tres antecesores en el cargo, José Montilla, Narcís Serra y Raimon Obiols.
A Torres le piden abrir "un período de reflexión en la Comisión de Garantías" para valorar la decisión de Navarro de cambiar de ubicación en el Parlamento a los críticos, medidas que Avancem considera alejadas de un marco ético y de los valores del socialismo, ideología política heredera de la tradición obrera y de su combate a favor de la dignidad de las personas.
Avancem eleva el tono respecto a las críticas que ha formulado hasta ahora a la dirección socialista y censura que el arrinconamiento de los críticos es un "proceso de asedio y de presión psicológica" intolerable.
Sancionable judicialmente
La corriente crítica, de la que son miembros los diputados críticos Joan Ignasi Elena --es uno de los fundadores-- y Núria Ventura, considera que el cambio de ubicación sería una medida "fuertemente sancionada por la justicia" si se hubiera tomado en un ámbito laboral.
"Hay que tener en cuenta que los diputados son personas y, como tales, tienen que disfrutar implícitamente de las mismas protecciones éticas y morales de las que disfruta cualquier trabajador en una relación laboral", dice la misiva.
En la carta se considera una "sorpresa desagradable" el nuevo puesto que los críticos tienen en el Parlamento, y advierte de que una parte de la militancia se siente fuertemente representada por los tres díscolos y se siente ofendida por el trato que la dirección les ha dispensado.