Islandia gira a la izquierda y mira hacia la UE tras el vuelco electoral

AGENCIA EFE 26/04/2009 05:58

El bloque de izquierda, que gobernaba en minoría desde febrero, sumó el 49,7 por ciento de los votos y 34 de los 63 escaños del Parlamento, escrutado el cien por cien de los votos.

La Alianza Socialdemócrata fue la ganadora con el 28,8 por ciento y 20 escaños, dos más que en 2007, y su aliado el Movimiento de Izquierda Verde obtuvo el 20,9 y 14 diputados, cinco más.

Aunque por debajo de lo que auguraban las encuestas y los primeros recuentos, ese resultado es suficiente para arrebatar por primera vez en los 65 años de independencia del país la posición de fuerza hegemónica al conservador Partido de la Independencia, segundo con el 22,9 por ciento de los votos y 16 diputados.

Los conservadores perdieron un tercio de sus votos y 9 diputados por su condición de partido cuya política neoliberal en sus 18 años seguidos en el poder facilitó la crisis que en octubre colapsó el sistema bancario y colocó al país al borde de la bancarrota.

El resultado es un triunfo personal para Jóhanna Sigurdardóttir, de 66 años y muy popular desde su época como ministra de Asuntos Sociales en los años 80, de donde le viene el apodo de "santa Jóhanna", además de primera mujer en acceder al cargo en Islandia y primera jefa de un ejecutivo abiertamente homosexual.

"Nuestro tiempo ha llegado", dijo esta madrugada en la sede de la Alianza, parafraseándose a sí misma: al perder las elecciones internas en 1994 se despidió anunciando que su "tiempo" llegaría, una frase que ha mantenido con sentido irónico en la lengua popular.

En su primera comparecencia, la primera ministra interpretó los datos electorales como claro mensaje de que los islandeses empiezan a pensar en el ingreso en la UE como una posibilidad cercana.

En la campaña, Jóhanna Sigurdardóttir ha reiterado que abrirá las negociaciones con la UE "lo antes posible" y aventurado que habrá un referendo en 2010 y que Islandia podría adoptar el euro en 4 años.

Pese a su optimismo la tarea no es fácil: los verdes se oponen a la entrada en la UE, aunque han aceptado una consulta popular.

Los últimos sondeos, realizados el mes pasado, apuntaban una clara mayoría a favor de iniciar conversaciones, si bien los partidarios del ingreso no llegaban al 40 por ciento.

El miedo a los efectos sobre la agricultura y, especialmente, la pesca, que supone el 70 por ciento de las exportaciones, y el celo por la independencia de un país sometido durante siglos al dominio noruego y danés son factores que juegan en contra del "sí".

La primera ministra se ha mostrado convencida de llegará a un pacto con los verdes y de que la población cambiará de opinión cuando conozca las ventajas de un hipotético acuerdo con Bruselas.

Pero por encima de todo ha apelado al pragmatismo: la crisis ha revelado la fragilidad de la corona islandesa e ingresar en la UE permitiría adoptar el euro y dar credibilidad al país, una visión que comparte de forma mayoritaria el empresariado.

La subida del centrista Partido del Progreso, cuarta fuerza con 9 escaños, y la entrada al Parlamento del Movimiento Ciudadano con 4 diputados, refuerzan también la posición socialdemócrata.

Ambas formaciones están a favor de un referendo y aunque no defienden abiertamente la entrada a la UE, tampoco se oponen, y aplazan su opinión al resultado del acuerdo con Bruselas.

El Gobierno tendrá otras tareas difíciles: reorganizar su sistema bancario, nacionalizado en octubre; negociar con los acreedores extranjeros, solucionar el problema del paro y aplicar un austero programa económico, consensuado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para reducir la inflación y la gigantesca deuda.

La primera ministra ya ha avisado de que será necesario recortar el gasto público un tercio este año, pero se ha agarrado a los primeros signos de recuperación apuntados el mes pasado para profetizar que Islandia, primera gran víctima de la actual crisis financiera, será el primer país en recuperarse de sus efectos.