Jacob Zuma investido presidente de Sudáfrica en medio de la oficialidad y la alegría

AGENCIA EFE 09/05/2009 10:08

Durante la hora escasa en la que Zuma permaneció en los Edificios del Gobierno, en Pretoria, la sede del Ejecutivo, en cuya escalinata tuvo lugar la ceremonia, el mandatario se mostró, ante todo, conciliador y comprometido con "renovar la lucha para formar una nación que esté en paz consigo misma y con el mundo".

Aunque durante las primeras horas de la mañana parecía que una gran tromba de agua estropearía el día más importante de la carrera política de Zuma, el incierto clima africano se puso del lado del mandatario del país más desarrollado del continente.

Los miles de invitados al evento, vestidos con una mezcla de la suntuosidad occidental y el colorido de la tradición africana, acudieron puntuales a la cita y algunos, incluso, llegaron cinco horas antes de que comenzara la ceremonia.

El acto oficial, estuvo marcado por la baja temperatura y ofreció, una vez más, la imagen de sociedad multicultural y multiracial del país, aunque fueron los efusivos bailes y los cánticos negros los que le dieron la esencia africana que caracteriza todos los actos a los que asiste el nuevo presidente.

Después de que Zuma jurara su cargo, y tras pronunciar un breve discurso en el que dio las gracias a Mandela "por haber curado las heridas del país", las fuerzas aéreas de Sudáfrica amenizaron la ceremonia con acrobacias a la vez que el ejército efectuó 21 salvas de Ordenanza.

Representantes de cuatro religiones participaron en la ceremonia, y un brujo zulú, vestido con una llamativa indumentaria que combinaba pieles y plumas de color rosa, bendijo al mandatario sudafricano con los conjuros de su etnia.

Al evento, que ha supuesto un gasto de 6'6 millones de euros al Estado sudafricano, asistieron 29 jefes de Estado y de Gobierno, aunque la gran mayoría de ellos lo son de países del continente africano, y las tres mujeres de Zuma.

"Esta es Ma Khumalo, mi mujer mayor. Las otras dos, Mantuli y Mamabhija, vinieron más tarde, y han usado otra puerta de salida", explicó Zuma ante una multitud vibrante que coreaba su nombre incesantemente y que quería conocer a su familia.

La presencia de Ma Khumalo, que no hizo comentarios, como "primera dama" ha respondido a la pregunta que se hacía desde hace semanas la prensa local, sobre cual de las mujeres de Zuma ocuparía este lugar protocolario.

Por otra parte, los parientes del nuevo presidente mostraron durante la ceremonia su gran satisfacción por el triunfo de Zuma, por quien dicen que sacrificarán en los próximos días seis vacas para celebrarlo.

Zuma contó también con el apoyo del líder libio, Muamar Gadafi, quien atrajo muchas miradas, y del nonagenario Nelson Mandela, que fue quien más vítores se llevó de la concurrencia.

Mandela, considerado como el padre de la Sudáfrica libre, acudió al evento vestido con un gran chaquetón negro y provisto de su habitual amplia sonrisa.

Esta vez, al contrario que en los recientes eventos de campaña electoral, los organizadores dispusieron un pequeño ascensor para que el dignatario, cuya salud es delicada, hiciera el mínimo esfuerzo posible para subir al escenario.

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, considerado todavía como un aliado de Sudáfrica a pesar de las fuertes críticas que ha recibido de la comunidad internacional, fue recibido por el resto de las personalidades presentes en el recinto con efusivos aplausos.

Sin embargo, los ahora primer y viceprimer ministros de Zimbabue, Morgan Tsvangirai y Arthur Muthambara, fueron anunciados por la locutora del evento como líderes de sus respectivas formaciones políticas.

De esta manera, Zuma parece indicar que seguirá los pasos del segundo presidente sudafricano, Thabo Mbeki, tan criticado por la comunidad internacional en los últimos años por no actuar contra el régimen autoritario de Mugabe.