Musavi presenta un programa para las presidenciales iraníes que aúna aperturismo y respeto a los principios

AGENCIA EFE 06/04/2009 18:20

Tras treinta años alejado de la primer línea política, el hombre que dirigió el gobierno de Irán durante la guerra con Irak sacó a relucir sus credenciales revolucionarias y un discurso construido sobre las libertades para aventar la desconfianza de la vieja guardia y atraer el voto de los jóvenes y los aperturistas.

"Soy un reformista que respeta los principios" de la revolución, dijo Musaví en la primera rueda de prensa concedida desde que hace un mes despejara sus dudas y anunciara públicamente su deseo de aspirar a la presidencia en las elecciones previstas para el próximo 12 de junio.

Musaví, que fue primer ministro entre 1981 y 1989, compaginó un discurso conciliador con Occidente con una feroz crítica al "extremismo" ideológico, al conservadurismo recalcitrante y a la gestión del actual presidente y posible rival en las urnas.

Si llego a la presidencia, "el primer paso será reparar los daños ocasionados por los órganos que toman las decisiones. Hay que aplicar la ley para proteger los intereses nacionales".

En este sentido, y sin citar directamente al gobierno conservador de Ahmadineyad, Musaví subrayó que "el extremismo" y "la carencia de transparencia informativa", a todos los niveles, son los principales problemas que han conducido al país a la situación actual.

"El extremismo lleva a adoptar posiciones extremas en todos los sectores, incluida la economía. Si continúa el extremismo será letal", dijo el aspirante, quien siempre que pudo aludió a "los primeros días de la revolución".

"Mi proyecto busca mejorar el sistema de gestión del país, estabilizar las políticas internas, externas y económicas y garantizar las libertades de expresión, opinión y prensa siempre dentro del marco de la Constitución", subrayó.

En cuanto a la política exterior, Musaví no se despegó un ápice del cauto discurso oficial: alabó el gesto del presidente norteamericano, Barack Obama, pero dijo que se debe esperar a ver si sus acciones coinciden con sus palabras.

"El vocabulario es diferente, pero debemos esperar a ver si las acciones corren en la misma línea. Si es así negociaremos, si no, no lo haremos", señaló.

"Irán quiere colaborar con el mundo. Queremos tener capacidad de construcción, queremos tener relaciones con los países que quieren relacionarse con nosotros. Debemos tener una política regional de colaboración con nuestros vecinos", detalló.

A este respecto, Musaví reiteró que las políticas fundamentadas en el extremismo "han hecho mucho daño" a Irán y ofreció como receta promover una diplomacia que recupere la confianza internacional y "retire todos aquellos obstáculos que crean tensión".

De forma específica, señaló que Irán "tiene derecho a la energía nuclear y no dará un paso atrás", pero precisó que "no somos partidarios del uso militar de esta energía".

"Hay que desvincular la cuestión del uso militar del hecho de que nos asiste el derecho a tener energía nuclear (para uso civil). Si logramos esto, recuperaremos la confianza. Pero en caso de que estas dos cuestiones sigan juntas, no habrá forma de resolverlo", señaló.

Musaví también quiso hacerle un guiño a los jóvenes y a aquellos que todavía desconfían de que sea un verdadero partidario de las reformas sociales.

Defendió la libertad de prensa y opinión, la creación de más partidos políticos y medios de prensa privados y el uso de internet, además de apostar por una reducción de las patrullas de seguridad moral, aunque siempre "dentro de los márgenes de la ley y de la Constitución".

Asimismo, ofreció su propia receta para la crisis económica que azota al país y que afecta especialmente a uno de los sectores con más poder en las urnas, los jóvenes menores de 35 años y las mujeres, que suponen más del 50 por ciento del electorado.

"Mi idea es fomentar la privatización y crear empleo a través del fortalecimiento de la producción nacional y la estabilización de nuestra moneda", apostilló.