Aunque “Hola” siempre ha sido muy cercana a la monarquía y la princesa alemana sale al paso de las “especulaciones que siguieron al viaje de Botsuana” y que -según ella- “fueron dañinas”, es difícil de creer que pueda haber existido algún tipo de beneplácito o acuerdo desde la Casa Real para la publicación de esta entrevista. Aún menos para la que concedió al diario “El Mundo”. Porque el nombre de Corinna provoca sarpullidos en palacio tras la cacería en la que el Rey se rompió la cadera el pasado mes de abril.
El enfado entre los colaboradores del monarca es evidente. “No comentamos los publirreportajes de Corinna Zu Sayn-Wittgenstein y, por supuesto, no teníamos conocimiento previo de ellos”, ha asegurado un portavoz de La Zarzuela en declaraciones a Informativos Telecinco. Hay malestar aunque reconocen que “todo el mundo es libre para conceder las entrevistas que quiera”. Está claro que estos titulares no ayudan a la buena imagen de la monarquía, alimentan las especulaciones y cualquier especialista en comunicación trataría de evitarlas.
Pero una cosa es la Casa Real y otra la Familia Real. Y hay quien afirma que los más estrechos colaboradores de Don Juan Carlos no estaban al corriente de la aparición de estas entrevistas pero que el Rey, sí. Una posibilidad a la que se puede dar crédito después de lo ocurrido el pasado 25 de Noviembre cuando, tras meses de trabajo en La Zarzuela para desvincular a Iñaki Urdangarin de la familia, el monarca autorizó que el Duque de Palma acudiera a visitarle al hospital donde se recuperaba de su última intervención en la cadera.