El estadounidense acusado de fraude pudo hacer de informante para la agencia antidrogas

AGENCIA EFE 11/05/2009 10:26

Su Stanford International Bank, con sede en Antigua (Caribe), tiene un agujero económico de 6.700 millones de dólares, lo que ha dejado a 28.000 titulares de cuentas, entre ellos doscientos británicos, con certificados de inversión que no valen prácticamente nada.

Según los investigadores del "Panorama", de la BBC, las autoridades norteamericanas y británicas estaban supuestamente al tanto de los problemas financieros de Stanford.

Sin embargo, optaron por no intervenir porque éste pasaba información a la Drug Enforcement Authority (DEA) norteamericana sobre el blanqueo de dinero procedente del narcotráfico de algunos de sus clientes de Colombia, México y Venezuela.

Su condición de informante confidencial pudo haberle asegurado cierta protección frente a los reguladores financieros de la US Securities and Exchange Commission (SEC) de EEUU.

También explica el hecho de que ese organismo abandonase una investigación sobre sus negocios en el 2006 después de que se lo pidiese otra agencia del Gobierno.

"Estamos convencidos de que el banco de Standford atraía millones de dólares del narcotráfico, pero era muy difícil obtener las pruebas con las que acusarle. Se dice que Standford ha sido informante confidencial de la DEA al menos desde 1999", dijo a la BBC una fuente próxima a la agencia antidrogas de EEUU.

Según documentos de carácter confidencial, tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores británico como las autoridades estadounidenses sabían desde 1990 que Standford, que llegó a amasar una fortuna de 2.200 millones de dólares, se arruinó personalmente al quebrar su primer negocio: una cadena de gimnasios.

Las autoridades británicas dejaron de investigarle después de que el tejano trasladase sus operaciones desde el territorio británico de ultramar de Montserrat a Antigua, isla independiente administrativamente del Reino Unido desde 1981.

Stanford, de 59 años, firmó el año pasado un acuerdo multimillonario para patrocinar un torneo de cricket, que culminó en un partido entre Inglaterra y un equipo de estrellas de las Indias Occidentales.

El regulador financiero estadounidense terminó congelando todos sus activos y le acusó de un timo piramidal, algo que él niega.