La verdura está recién cogida de la huerta cuando Juan, el agricultor, la lleva a sus oficinas. En cuestión de un par de horas esos productos son envasados en cajas que se etiquetan con el nombre del cliente que ha hecho el pedido.
Los precios son de mercado. Son los gastos de envío los que encarecen la compra. Los transportes en Galicia salen por algo menos de cinco euros y por diez si van al resto de la península con una carga de hasta 10 kilos.
Juan nos enseña los tomates del país que, minutos antes hemos visto colgados de la mata de su huerta. Están en su justo punto de maduración pero resultan firmes al tacto. Duran varios días y resisten sin problemas el transporte. La verdura que él acaba de llevar va a salir en breve a su destino, un grupo de clientes jóvenes que comparten oficinas en un vivero de empresas de La Coruña.
Agroalimentaria reparte allí todos los martes. Los empleados salen a recepción y recogen su pedido. Comparten entre todos los gastos de envío y la compra les sale por el mismo precio que en una gran superficie pero con la garantía de saber de dónde vienen esas verduras y la convicción de estar ayudando al agricultor local, el que les sirve al fin esos codiciados tomates con sabor.
Lonxanet es otra asociación que han creado las cofradías de pescadores gallegas. Pescan con artes tradicionales y su pescado va directo del mar al cliente. Las compras se hacen por Internet y al igual que en el caso de agroalimentaria, sirven a domicilio el día siguiente de recibir el pedido. El dinero que ingresan por estas compras lo destinan obras de carácter social y medioambiental del sector pesquero.
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