Un 42,37 por ciento de la población ha participado, según la comisión electoral, casi la misma cifra que en la primera ronda del 29 de marzo, aunque varias fuentes han denunciado que la policía y seguidores de Mugabe habían obligando a la población a participar en las elecciones.
Tsvangirai ganó el poder en el Parlamento en la primera ronda de los comicios. La oposición ganó también en las presidenciales, pero no consiguió la mayoría absoluta necesaria en Zimbabue para proclamarse presidente.
Tsvangirai alegaba que la intensa campaña de violencia e intimidación que el gobierno de Mugabe, apoyado por la policía y el ejército, había estado llevando a cabo contra sus partidarios, le impedía seguir adelante. Pocas semanas antes había tenido que refugiarse en la embajada de Holanda por el acoso que vivía.
El líder de la oposición ha rechazado la invitación que Mugabe le ha hecho llegar para su ceremonia de investidura. Tsvangirai ha declarado que no acudiría al nombramiento porque no tenía sentido, ya que el proceso electoral había sido una farsa.
La organización de defensa de lo derechos humanos, Human Rights Watch ha publicado un informe en el que destaca la situación de tensión que ha vivido la población que no acudió a votar. La ONU, la Unión Europea y numerosos países han condenado la realización de estas elecciones en un clima de violencia y hostilidad.ZA