Con ese discurso, en el que se ha dirigido a los cientos de personas congregadas en la estación de la calle 30 de Filadelfia y aseguró que "la Revolución de EEUU no terminó cuando se silenciaron las armas de los británicos", Obama se ha referido a los problemas que afronta EEUU en este momento: una "economía que se tambalea" y dos guerras abiertas. Así, el demócrata ha iniciado la celebración de su investidura como 44 presidente de Estados Unidos, el primero negro de la historia del país.
Obama ha llegado a Washington cubriendo parte de la ruta que hiciera en 1861 su homólogo Abraham Lincoln como símbolo de renovación política para el país.
El presidente electo siempre ha dicho del histórico presidente norteamericano, quien abolió la esclavitud, que es uno de sus modelos y de hecho es una referencia constante en los actos de investidura.
Obama llegó a Washington, en un tren contratado de la empresa Amtrak junto con 41 ciudadanos de a pie, en vísperas de un "megaconcierto" frente al monumento a Abraham Lincoln, el 16 presidente y gran emancipador que le ha servido de inspiración.
Investidura al estilo Lincoln
Los actos oficiales en Washington comenzarán este domingo con un macroconcierto precisamente al pie del Monumento a Lincoln. La Biblia que utilizará para jurar el cargo el próximo martes es la misma que empleó Lincoln en su ceremonia hace 148 años. Y el título del discurso de Obama, "Un Nuevo Nacimiento para la Libertad", se ha sacado del Discurso de Gettysburg de Lincoln, uno de los más célebres de la Historia.
Tras su jura del cargo, Obama almorzará, como es tradicional, con los legisladores estadounidenses en el Capitolio. El menú estará compuesto por algunas de las preferencias culinarias del presidente Lincoln. Y por si a alguno se le hubieran pasado desapercibidos los paralelismos, el almuerzo se servirá en una vajilla réplica de la escogida por la esposa de Lincoln, Mary, en la investidura de su esposo. Toda esta serie de alusiones ha hecho que los críticos del presidente electo le acusen de soberbia. Aun así, Washington se espera engalanada.
Washington, colapsada para recibirle
Las autoridades calculan que el martes cerca de dos millones personas se desplazarán al Capitolio y al Mall, donde tendrá lugar su investidura. Es la mayor cifra registrada nunca para recibir a un nuevo presidente.
De hecho, los hoteles de la capital registran llenos hasta la bandera para estos días desde hace ya semanas. Eso ha hecho que a algunos ciudadanos se les haya despertado el espíritu empresarial y hayan puesto a disposición de quien los quiera alquilar, y por precios de oscilan de lo módico a lo directamente obsceno, sus viviendas, o sus sofás camas, o a veces un trozo de suelo.
Gran dispositivo de seguridad
Aunque lo más destacado es el dispositivo de seguridad desplegado para la ocasión, el mayor que haya visto la ciudad. Entre el lunes y el martes quedarán cortados los puentes que dan acceso a la ciudad, tampoco se permitirá el paso a ningún vehículo en un área de 5,6 kilómetros cuadrados en pleno centro de Washington.
Eso ha aguzado también el ingenio de los ciudadanos para poder tener garantías de llegar a Washington a la ceremonia. Los más espabilados han copado ya los servicios de alquiler de Segway, unos vehículos con el aspecto de un patinete a motor que serán de los pocos autorizados a cruzar los puentes. Otros se preparan a largos trayectos en bicicleta, en patines o incluso los hay dispuestos a cruzar el río en kayak, hasta que el Servicio de Guardacostas, que estará a cargo de la seguridad en el Potomac durante las celebraciones, afirmó que será imposible.
En total, más de 40.000 agentes y funcionarios de casi un centenar de entidades federales y locales velarán por la seguridad del acto, aunque según éstas no hay señales de que se preparen atentados.
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MV