Abe aboga por mejorar la respuesta ante emergencias y acelerar la reconstrucción tres años después del tsunami

EUROPA PRESS 11/03/2014 13:24

Tres años después de que un terremoto y un tsunami azotaran Japón y provocaran en la central de Fukushima el peor desastre nuclear desde Chernóbil, la Agencia de Bomberos y Gestión de Desastres ha decidido aumentar en torno a un 30 por ciento el número de equipos de rescate durante los próximos cinco años para alcanzar las 6.000 unidades, frente a los 4.600 equipos actuales, según ha informado la cadena de televisión nipona NHK.

Estos equipos se crearon después del gran terremoto de Hanshin, en 1995, y, al menos, 1.900 equipos estaban operativos en el noreste del país cuando tuvo lugar el devastador tsunami de 2011.

Abe ha abogado por acelerar la reconstrucción de las áreas afectadas y el realojamiento de los habitantes. En este sentido, ha pedido a la Comisión Presupuestaria de la Cámara Alta este lunes que a finales del mes de marzo sean realojadas más de 200 comunidades en zonas más altas y completadas las más de 10.000 unidades públicas de alojamiento para los supervivientes del desastre.

Además, ha pedido a todos los miembros de su Gabinete que hagan todo lo posible por evitar que los supervivientes de más edad vivan en zonas aisladas y que den protección mental a los más jóvenes. En la reunión del Ejecutivo nipón, Abe ha expresado su intención de mostrar un país recuperado de cara a los Juegos Olímpicos de 2020.

Además de acelerar la construcción de alojamiento provisional, Abe ha pedido celeridad a la hora de completar la retirada de escombros en las prefecturas de Miyagi e Iwate, para que estén limpias de restos a finales de este mes. Aunque el primer ministro ha asegurado que se han hecho grandes progresos en el proceso de recuperación del país, ha afirmado que "el trabajo está a medio hacer" y que todavía existen más de 280.000 personas que no tienen un hogar permanente.

MONUMENTOS-HOMENAJE

Varias de las zonas del noreste de Japón afectadas por el terremoto de 2011, entre ellas Miyagi e Iwate, mantendrán algunas ruinas u otros objetos del desastre como monumentos-homenaje con el objetivo de recordar la tragedia que tuvo lugar hace tres años. En Iwate se han escogido los restos de un hotel de Miyako, que será el único edificio que, hasta ahora, tendrá destinada una partida de fondos públicos para su preservación.

No obstante, los residentes de esta prefectura, así como los de Miyagi, han pedido que se retiren otros edificios y objetos debido a la dificultad de convivir con ellos en el día a día, entre ellos, un barco pesquero encallado en Kesennuma o las ruinas del centro de gestión de desastres en Kamaishi.

Las autoridades de Miyagi establecerán un jurado para decidir, en el período de un año, cuales de los 15 candidatos se preservarán como monumentos, entre los que se encuentran los cimientos del centro de gestión de desastres, de tres plantas, de Minamisanriku. Por su parte, en Iwate escogerán entre ocho restos de edificios en cinco municipalidades.

Para convertir las ruinas en monumentos, las autoridades locales deberán contar con el consentimiento de los residentes además de asegurarse de obtener los fondos públicos para su preservación, dado que el Gobierno central sólo cubrirá los costes iniciales de un monumento-homenaje por municipalidad.

DESASTRE NUCLEAR

La Agencia de Policía Nacional estima en más de 18.500 las personas que perdieron la vida o desaparecieron tras el terremoto, de 9 puntos en la escala Richter, y el posterior tsunami que devastó todo el noreste del país nipón el 11 de marzo de 2011. Más de 3.000 personas perdieron la vida una vez evacuados de sus hogares.

A pesar de que la central nuclear Fukushima-1 estaba preparada para un terremoto, ya que Japón se asienta sobre una falla, no lo estaba para un tsunami, por lo que el azote del mar provocó varias explosiones de hidrógeno que hicieron que los núcleos de algunos de sus reactores se fundieran parcialmente.

La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) se encuentra actualmente intentando hacer frente a la retirada del agua radiactiva utilizada para enfriar el combustible nuclear. Las filtraciones en las instalaciones de la planta han provocado que el agua contaminada alcance el océano pero las autoridades estiman que se necesitarán al menos 40 años para desmantelar totalmente la central.