Los Bomberos tuvieron incluso que romper la fachada para sacar al hombre el martes pasado, según el diario 'La Dépêche du Midi'. "Hacía más de dos años que no salía de la habitación", declaró el hombre, que padece obesidad mórbida.
Aunque nunca se había planteado abandonar su casa, donde vivía en una cama medicalizada y junto a su hijo de 18 años, su salud empeoró con el calor del verano. "Mi médico me dijo que tenía un 50 por ciento de probabilidades de morir. Hace un mes que no duermo, ya no vivo", explicó.
Para que el enfermo pudiese salir del inmueble, los Bomberos tuvieron que demoler la fachada del segundo piso porque no podía bajar por las escaleras y la ventana de su habitación era demasiado pequeña. Después lo llevaron a un hospital de Toulouse.