Un total de cinco niños murieron cuando el autobús en el que estaban siendo trasladados desde la guardería a sus casas en la localidad de Ishinomaki, ubicada en la prefectura de Miyagi, fue absorbido por el tsunami.
Tras el trágico suceso, las familias de cuatro de los cinco niños fallecidos presentaron una demanda contra la guardería ante la Corte del Distrito de Sendai para exigir una indemnización de 2,6 millones de dólares (1,94 millones de euros).
Las familias han argumentado que la guardería decidió seguir con el itinerario habitual de la ruta escolar, que recorre la costa de Ishinomaki, ignorando el riesgo de que tras el terremoto se produjera un tsunami.
Los acusados, por su parte, han esgrimido que incluso con un terremoto de tal intensidad --nueve grados en la escala de Richter--, era imposible prever que daría lugar a un tsunami, ya que ni siquiera las autoridades japonesas lo hicieron.
Finalmente, el titular de la Corte del Distrito de Sendai, Norio Saiki, ha determinado este martes que, dada la magnitud del seísmo, la guardería debería haberse cerciorado de que no había riesgo de tsunami antes de seguir con el mismo itinerario para la ruta escolar.
Se trata de la primera sentencia de una larga serie de procesos civiles abiertos contra guarderías, colegios y empresas por actuar de forma negligente tras el desastre natural, provocando con ello la muerte de las personas a su cargo, según la televisión pública NHK.