Los yazidíes y otras minorías religiosas, como los cristianos, son quienes más sufren las persecuciones de los yihadistas. En los campos de refugiados apenas hay ya sitio para tanta gente. Para detener las matanzas y ayudar a los supervivientes, las milicias kurdas tratan de organizarse y reclutan a todo los voluntarios que quieran unirse a la casa, entre ellos esta esta mujer ascendida a comandante. La ayuda extranjera es aún más importante. Mientras esperan el suministro europeo de armas, los kurdos celebran los últimos ataques estadounidenses contra posiciones yihadistas cerca de esta presa de Mosul. Es la mayor de Irak y vital para el suministro de agua y de energía en el norte del país