Corbyn asume el desafío a un liderazgo por el que promete batallar

EUROPA PRESS 29/06/2016 18:27

El grupo parlamentario del Partido Laborista británico ultima el golpe al liderazgo de Jeremy Corbyn con la presentación de una candidatura alternativa que desafíe abiertamente la continuidad de un dirigente que ayer mismo era derrotado en una moción de censura que evidencia la pérdida del apoyo de los diputados con presencia en Westminster.

Junto a la supervivencia política de un Corbyn apelado esta jornada a abandonar, entre otros, por el todavía primer ministro, David Cameron, su antecesor, Ed Miliband, o el predecesor de ambos, el ex 'premier' Gordon Brown, en el Laborismo se juega una batalla en paralelo para decidir quién debería presentarse como aspirante al cetro del partido, un debate encabezado por dos nombres: el vicelíder, Tom Watson; y la diputada Angela Eagle.

Ambos se han embarcado en una lucha de poder en torno a quién presenta el mejor potencial para unir a una formación al borde de la guerra civil. Pese a que estaba previsto que mantuviesen una reunión este miércoles, de momento mantienen la incógnita acerca de la identidad de quién retará la permanencia de un Corbyn que ha ignorado la votación de ayer por carecer de "legitimidad constitucional".

Con todo, su equipo asume que habrá una contienda por el liderazgo, si bien confían en que el apoyo que el todavía jefe del partido cuenta entre las bases le permita mantener el cargo. Como prueba del respaldo de la militancia, esta misma noche está prevista su participación en una marcha organizada por el movimiento Momentum, que defiende la prolongación de su reinado.

PRESIÓN

La presión es, sin embargo, notable tras la pérdida del favor de Miliband, una de las voces que lo había auxiliado en tiempos de crisis y quien se ha dirigido ya a los electores del distrito que representa para explicarles su cambio de postura; así como de Harriet Harman, hasta septiembre vicelíder laborista, una de las figuras con más poder en el partido en los últimos años y, crucialmente, alguien que había mantenido la neutralidad en los sucesivos procesos de sucesión.

Las dudas por su gestión de la campaña del referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, en la que la izquierda británica no fue capaz de movilizar a sus bastiones, y sobre todo el temor a que su aparente desconexión de los votantes naturales del Laborismo lo convierta en una formación residual están detrás del cambio operado en la mayoría del partido.

De momento, éste trata de controlar el compás de espera ante un intento de magnicidio que se asume como una realidad, tras la cadena de renuncias de la mayoría de los miembros de su propio equipo, procedentes, incluso, de la nueva remesa de nombramientos que se sucedieron como consecuencia de la campaña orquestada desde el domingo para forzar su caída.

CONTINUIDAD INSOSTENIBLE

El aumento paulatino del frente que reclama su salida dificulta notablemente la continuidad de un Corbyn que ha perdido no sólo el apoyo de los diputados, sino que amenaza con la continuidad del Laborismo como la oposición oficial al Gobierno.

La tercera fuerza en número de escaños, el Partido Nacional Escocés (SNP), que cuenta con 56 asientos en la Cámara de los Comunes, se plantea solicitar a las autoridades parlamentarias su nombramiento, ante la constatación de que, desde la moción de ayer, el líder de la oposición tan sólo cuenta con el respaldo de 40 diputados, puesto que 172 votaron en su contra.

De hecho, de acuerdo con un sector de la prensa británica familiarizada con el Laborismo, los rebeldes estarían investigando la posibilidad de emplear una cláusula legal que les permita emplear el nombre de la formación si se escindiesen del grupo parlamentario. De momento, ya han establecido una página en internet para reunir el apoyo de miembros "moderados".

POTENCIAL DE ELECCIONES EN PLENA GUERRA

Las implicaciones de este desenlace son de extrema gravedad para una oposición que podría afrontar elecciones en los próximos meses, si quien sustituya a David Cameron como primer ministro en septiembre decide convocar nuevas generales para legitimar en las urnas su ocupación del Número 10.

La brecha entre la dirección y un grupo parlamentario que nunca había aceptado de buen grado el ascenso de Corbyn es insostenible, por lo que su estrategia pasa por forzar un desafío abierto al que prevé presentarse, consciente de que su respaldo entre las bases, responsables últimas de la selección de la cúpula, sigue siendo notable.

Aunque en el grupo parlamentario hay escaso apetito por una guerra abierta por el liderazgo, esta salida podría probar ser la trampa para Corbyn, quien al recabar el respaldo de tan sólo 40 diputados ayer, se quedaría a diez del medio centenar que necesitaría según los estatutos de la formación para declarar oficialmente su candidatura. Como alternativa, el líder podría tirar de los parlamentarios de la Eurocámara, si bien existe la confusión acerca de la necesidad real de Corbyn de reunir estas firmas, puesto que, como líder todavía al frente, cabe la posibilidad de que su nominación sea automática.

CANDIDATOS

La favorita para disputarle el trono, Angela Eagle, era hasta el lunes responsable de Negocios y, aunque durante el proceso de selección de la nueva dirección el pasado septiembre había quedado en cuarto lugar en la carrera para el puesto de número dos del partido, su perfil ha experimentado un notable repunte en los últimos meses.

La campaña del referéndum, especialmente a raíz de su aparición en uno de los debates en televisión, y sus intervenciones en el Parlamento la habían promocionado como una de las mejores oradoras de la oposición, elevando su exposición pública y confirmándola como una de las grandes promesas del Laborismo.

El vicelíder de la formación, Tom Watson, es otro de los tipificados para una potencial guerra abierta contra la cúpula vigente, pero son precisamente las diferencias entre ambos acerca de quién reúne las mejores garantías para unir al partido las que han retrasado la presentación de la candidatura.

APOYO DE LA MILITANCIA

De momento, Corbyn mantiene a su favor el apoyo de la militancia y, crucialmente, de los sindicatos, lo que le asegura una robusta posición de salida para superar el magnicidio. Las centrales sindicales son claves en el Laborismo, al que facilitan tanto apoyo financiero como logístico, con la dotación de personal para la clave organización de campañas y contacto con el electorado.

El terremoto ha tenido su epicentro en el plebiscito, pero los temblores venían de lejos. El descontento que reinaba desde hace meses ha generado una situación insostenible tras la percibida falta de implicación del dirigente laborista en la batalla por mantener a Reino Unido en la UE. La derrota no sólo ha provocado el Brexit, sino que, crucialmente para el partido, ha demostrado la desafección de los votantes tradicionales y la pérdida de sus bastiones naturales.