Entre ellos se encuentran personas de: Madrid, Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía y Melilla.
Todos ellos ya van camino de Roma en el autobús que dispuso el Consulado de España en Nápoles para su evacuación. Junto con Luis Gómez de Aranda, el cónsul general, viajan los 25 españoles (de los cuales 16 son estudiantes Erasmus, el resto amigos de éstos y turistas).
Uno de los supervivientes, Manuel Benítez, tuvo que saltar desde la ventana de su casa, en un segundo piso, para escapar del edificio, que corría peligro de derrumbarse.
Según explicó Benítez, su casa se encontraba en el centro histórico de la capital de Los Abruzos, L'Aquila, la zona más afectada de la ciudad, y tras despertarse a causa del sismo, comprobó que la puerta blindada estaba doblada de tal manera que no era posible salir.
Él y sus compañeros de piso intentaron "romper uno de los muros de la casa con un martillo", sin resultado, y tuvieron que permanecer dentro del edificio durante casi dos horas y aguantar "doce o trece réplicas".
A pesar de las dificultades de comunicación que existían en los momentos sucesivos al terremoto, los veinticinco españoles se encontraron y ayudaron por medio del teléfono móvil para reunirse en la plaza donde esperaron a la llegada del autobús fletado por el Consulado español en Nápoles (sur de Italia). RSO