Los europeos se comprometen a no caer en la tentación proteccionista

EFE 01/03/2009 08:50

"El proteccionismo no es la respuesta a la crisis actual", han afirmado los Veintisiete en un comunicado conjunto al término de una breve cumbre extraordinaria celebrada en Bruselas.

El encuentro, convocado por el presidente de turno de la Unión, el checo Mirek Topolánek, para recomponer la unidad frente a la crisis, ha servido para que los europeos renueven su fe en el mercado sin fronteras y en la unión económica y monetaria.

Estos dos grandes logros históricos de la Europa unida se han visto sacudidos en sus cimientos por la tormenta financiera y la recesión económica que han acentuado las tensiones entre los miembros del bloque.

En su declaración, los gobernantes comunitarios reconocen que Europa "sólo puede hacer frente a este desafío y superar la crisis actual si continúa actuando de manera conjunta y coordinada, dentro del marco del mercado único y de la unión económica y monetaria".

Todos han prometido "utilizar al máximo el mercado único como motor de la recuperación para respaldar el crecimiento y el empleo" y han expresado públicamente su "confianza en las perspectivas a medio y largo plazo de todas las economías de la UE".

En el origen de la polémica están las primeras medidas que anunció el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para salvar de la quiebra a la industria nacional del automóvil, en línea con lo aprobado al otro lado del Atlántico por Estados Unidos.

La intención de París de condicionar esa financiación urgente al mantenimiento de la actividad y el empleo de las multinacionales sólo en Francia provocó las protestas de otros socios, como la República Checa, que albergan también fábricas.

Según ha recalcado el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, todos los líderes, incluido Sarkozy, han respaldado hoy las directrices de Bruselas para las ayudas al automóvil.

La CE no está en contra del apoyo al sector automovilístico europeo, pero exige, ha explicado Barroso, que las ayudas públicas nacionales sean temporales y, sobre todo, que no vayan en detrimento de la producción o del empleo en otros estados de la Unión.

Ayer la Comisión anunció finalmente su visto bueno al plan francés, después de asegurarse que los préstamos previstos para los constructores de aquel país no irán acompañados de condiciones discriminatorias.

Los Veintisiete han añadido a su declaración una frase en la que expresan su "confianza en la función de la Comisión como guardián de los tratados", es decir, en su capacidad para examinar con neutralidad las ayudas de todos.

Cinco países, entre ellos España, esperan todavía recibir la luz verde de la Comisión a sus respectivos planes de ayuda para el sector automovilístico.

A petición de los países del centro y este de Europa, los Veintisiete también han incluido una referencia a la delicada situación de su sector bancario.

Según la declaración leída por Barroso, "la ayuda a los bancos matrices no deberá suponer ningún tipo de restricciones para las actividades de las filiales en los países de la UE que las acogen".

Los líderes de nueve países de Europa central y oriental celebraron antes del encuentro plenario una minicumbre con el objetivo de llamar la atención sobre sus especiales necesidades financieras.

Dos de los nuevos socios, Hungría y Letonia, han tenido que recurrir a la ayuda directa internacional para sostener su balanza de pagos, y la mayoría teme que los bancos occidentales, muy presentes en la zona desde la caída del comunismo, se retiren de ella u olviden las necesidades de su filiales.

Los Veintisiete han rechazado, no obstante, cualquier sugerencia de un plan financiero global para toda Europa del Este.

Han prometido "revisar la asistencia ya facilitada", aunque "reconociendo que existen claras diferencias entre los Estados miembros de la Europa central y oriental".

A este respecto, Barroso ha refutado la sensación que están dando, a su juicio, algunos medios de comunicación de que "Europa occidental no hace lo suficiente por ayudar a sus socios orientales".

El presidente de la Comisión ha recordado que la Unión ha establecido un fondo de 25.000 millones de euros para la asistencia directa a la balanza de pagos, de los que ya se están beneficiando dos de esos estados (Letonia y Hungría).

La Comisión también está adelantando 11.000 millones de euros de los fondos estructurales que tenía previsto desembolsar de aquí a 2013.

De esa cantidad, 7.000 millones van a parar a los nuevos estados miembros, y de esos, en 2009, 2.500 millones a Polonia, en particular.

Otro dato proporcionado por Barroso se refiere a los préstamos del Banco Europeo de Inversiones: a finales de abril el BEI habrá proporcionado 8.500 millones de euros a los bancos presentes en Europa del Este, y en algunos países balcánicos también, con el fin de que puedan prestar a pequeñas y medianas empresas.

"Vamos a hacer más, por supuesto, pero analizando la situación caso por caso, y no para una categoría de países", ha subrayado.